Perdiguero

En un principio no parecía el bar-restaurante cómodo para comer, pero los exquisitos huevos rotos y las manitas, junto con los 12Linajes dejaron ganas de postre y café.
Elisa y Dionisio unos genios.

El local pasa desapercibido tanto por fuera como por dentro, aunque está limpio y ordenado. Llegamos cerca de las 15, nos dijeron que no les quedaba mucho y empezaron a cantarnos lo que había, que finalmente era bastante. Todo buenísimo, el revuelto de setas exquisito y sirve como plato único, la tortilla de berenjenas tb muy buena. Servicio rápido. Nos encontramos con unos paisanos dentro, que nos dijeron que iban a menudo. Totalmente recomendable.

NO LO RECOMIENDO!!!!
Pondría menos estrellas si las hubiera! La comida siempre escasea! Hay cosas que no se pueden pedir! Unos días puedes cambiar la ensalada por huevos otro día no se puede cambiar nada! La vajilla sucia ,le llamas la atención y con escusas! El peor trato que e recibido en 20 años de hostelería que llevo encima....no lo recomiendo para nada!

De paso dirección Soria paremos en este bar donde nos atendieron muy bien pese a llegar algo tarde. Comimos y bebimos para poder seguir en nuestro viaje.

Agradecido!

Fuimos en El Mercado Medieval a cenar y la acogida fue penosa...nos dicen que hay sitio pero que la cocina va muy lenta porque hay mucha gente. Entonces decidimos picar algo de lo que había en la barra, mientras pasan unas 6 personas al comedor. En la barra no nos atendía nadie, esperamos unos 10 minutos. Los camareros quejándose del mucho trabajo y con cara de pocos amigos. La simpatía y empatía no son su fuerte. No creo que volvamos. Lo mejor... el Mercado y el pueblo que es muy bonito.
Cuándo no tienen trabajo por pandemia u otra circunstancia también se quejan...

Según el camarero te atiende en orden de llegada, que lo veo estupendo, pero me nombró una mesa en la cual no había nadie ni llego nadie 15 min después . Deduzco que no tenía ganas de trabajar

A nosotros anoche no nos quisieron dar de cenar. Había 5 mesas en la terraza cenando unas raciones nada más y el chico que estaba atendiendo en la terraza nos dijo literalmente "que estaban desbordados porque sólo estaban trabajando su padre, su madre y el" y que no podían con más. Ni siquiera nos dió la opción de tomar algo y esperar un poco. Comprendo que están acostumbrados a que haya poco trabajo pero esque estos días de agosto lo normal es que tengan trabajo y aprovechen, pero se conoce que deben de ir sobrados.
Bueno pues después de un año volvimos y repetimos la experiencia, esta vez la excusa para no atendernos fué que la dueña dijo "que ella también se quería ir a la feria" No habrá una tercera vez...

Lugar muy acogedor y una atención exquisita puedes optar por muchos platos. Todo muy bien cocinado y presentado (lo recomiendo )