Cerveceria Ali Oli

Poca variedad de vinos. Pedimos una de patatas mixtas y no nos gustaron, la patata no es frita, es cocida. La salsa se quiere asemejar a la de la Mejillonera en cuanto a la textura y el color, pero como bien viene en el cartel es Ali oli muy suavecito y por encima te ponen unas líneas de salsa roja.
Esa salsa pica bastante como si se hubieran pasado con el tabasco.
Me gusta el picante, pero ese picor a parte de quitártelo con pan lo que hace es estropearte el vino que te estás tomando.
La atención fue normal.

Un local muy agradable, indispensable probar las patatas alioli y picantes, precios muy asequibles!
Raciones, tostada y bocadillos, a buen precio.
Cervezas y refrescos.
Atención personalizada en la mesa.

Buen sitio para tapas y cañas justo al lado de la Plaza Mayor. Buenísimo el bocata de calamares con alioli.

Cenamos de picoteo en la barra una tosta de champiñones, pollo y bacon muy rica y una ración de sepia muy parecida a la de cierto bar de Valladolid. De precio muy asequible. La camarera de la barra fue muy agradable, preguntándonos si estaba todo bien (por cierto, siendo su primer tinto de verano estuvo muy rico). Un local al que volveré sin duda.

Indispensables las patatas con 2 tipos de salas alioli y/o picante. También la sepia esta bien cocinada. Todo ello acompañado por una Radler de barril. EDICIÓN AGOSTO 2016: Quizás sea solo en esta época, pero la calidad ha bajado. Muchas de la raciones llevan tiempo hechas y adquieren sabores desagradables. EDICIÓN OCTUBRE 2017: El negocio está en declive, no merece la pena ir.

Ocupar el antiguo local de La Mejillonera es una responsabilidad a la que ese sitio, a pesar del aspecto exterior (que da la sensación de cadena estilo Cien Montaditos o peor), está a la altura.

Las raciones, ricas, tienen una cantidad y precio razonables. Por trece euros, comes, bebes, y te vas lleno.

Las patatas mixtas no son gran cosa (por no decir que no se deberían ni llamar patatas mixtas, la salsa roja parece de pimentón dulce, más cercano al ketchup que a la salsa brava). El bocadillo de lomo con pimientos estupendo, la carne se deshacía en la boca, y el pan caliente y crujiente con la miga blanca perfectos.

Los camareros son atentos y amables, sin atosigar, cosa que se agradece en el centro de la ciudad. Nada dice más "vete ya" como que empiecen a recoger tu mesa mientras sigues comiendo. Aquí te dejan tranquilo.

El local, aún estando lleno, estaba limpio, baños incluidos.

Primera y última vez que voy a este garito.
He ido acompañada de mi pareja y mientras comíamos unas patatas he visto en la barra una cucaracha.
Hemos avisado al camarero discretamente y cuando la ha visto se ha ausentado un momento, (no sé que habría ido a hacer) y a la vuelta ha aplastado la cucaracha con un servilletero que estaba a nuestro lado. Tras ello, ha retirado los trocitos del bicho y nos ha puesto el mismo servilletero al lado de la comida.
Un asco.

Horrible experiencia. Primero la camarera nos preguntó otra vez que habíamos pedido porque se la había olvidado. Luego, los platos tardaron muchísimo en llegar y separados unos de otros un buen rato. Por si fuera poco, UN CAMARERO ME TIRÓ UNA PILA DE PLATOS ROMPIÉNDOLOS Y MANCHÁNDOME MI SUDADERA QUE ERA NUEVA. No tuvieron ni una deferencia invitándome a lo consumido, que sería lo mínimo por los daños causados. No volveré nunca más.