Bar Rufino

Bar de pueblo, sin pretensiones, pero eso no molesta, esta bien. El camarero esta algo desganado, pero con los dos refrescos nos puso unas patatas fritas de aperitivo.

NO PERROS. La camarera desagradable a más no poder. Según nos ve con un perro llegar a la terraza ni nos saluda y nos dice que no se permite perros en la terraza. Normal que estuviese vacío mientras los demás están a reventar. Falta de educación más allá del absurdo de sus normas. Encima de que no había nadie a quien puediese molestar un perro de 3kg.

Muy buena la tortilla de patata lo demás pues.......nada de nada nada simpática la camarera sin ganas de nada

NO PERROS, en una terraza al aire libre, ni siquiera detrás de la línea amarilla, que es para los autobuses, o detrás de las jardineras. Y nos lo ha dicho tres veces... Y con cajas destempladas. Las suficientes para que nos levantemos y vayamos a otro bar donde nos han tratado con más educación.

Atención amable de la dueña que elabora una muy rica comida casera a un precio bajo.

Lo mas probable, si no eres del pueblo, es que te traten de una manera hosca y poco agradable. Disfrutarás tú Cocacola envidiando las tapas que ponen a los lugareños con su bebida, mientras que a tí nada.

Precios de Madrid capital. 6 € una Coca-Cola y una cerveza grande.

Todo funciona mucho mejor cuando esta la señora.

Que poco amor al trabajo de la hostelería y que falta de interés por el cliente.
En un lugar donde la cocina está abierta, son las 14.30 y tienes dos gatos ya se podría ser más flexible cuando se pide algo para picar.. callos o callos. Fin.
Hay mil cosas que se hacen en un minuto, sacas beneficio, quedas de lujo y te ganas una clienta. Falta de actitud máxima.

Íbamos a parar a tomar algo después de un paseo desde Pinilla pero "muy amablemente" nos indicó la responsable del establecimiento que no admitía perros en la terraza, terraza por cierto que estaba vacía