De esto que entras por casualidad y cuando ves el panorama das la vuelta inmediatamente: primero se ven unas condiciones higiénicas dudosas, que se confirman cuando notas un olor desagradable (incluso con la mascarilla puesta); luego se ve detrás de la barra gente en edad de jubilación atendiendo sin mascarillas; en el local un perro con su "cama" en una esquina, y gente sentada por las mesas que no parecían clientes (sino gente de la casa), dado que no tenían consumiciones, todos sin mascarillas. Vamos, para salir corriendo.
