Bar - El Desván

Una mala experiencia. El camarero un tanto arrogante e impresentable por ser fino. Comentamos que las bravas no corresponden a la ración que aparece en el cartel. Es obvio que la foto es un plato grande y el que ponen es ridículamente pequeño. El camarero se ríe de nosotros diciendo que el si lo ve normal. No lo recomendamos ni por el personal ni por la comida.

No lo recomiendo para nada. La comida de mala calidad. Las bravas recalentadas, las sardinas parecían de plástico y los calamares no sabían a nada... Ni el sándwich mixto se salva.

Pondría un 0 si hubiera la opción. Estábamos allí consumiendo y fuimos a usar el baño pero dijeron que ya lo habían limpiado y que no podían dejar entrar a nadie. Horrible lugar. Con razón nunca tienen a nadie allí. Nos sentamos allí únicamente porque todos los bares estaban llenos y ellos no tenían ni un solo cliente, quisimos hacerlo para apoyar. Pero claro con ese servicio al cliente nadie entrará allí.

El peor desayuno de mi vida, una tostada (solo una) durísima y un cafe malísimo. Todo ello por el módico precio de 2,75 euros.
Para no volver

Servicio nefasto, calidad pésima. Pedimos unos calamares que no pudimos comer, el aceite debía llevar desde el verano pasado. Mala atención, malas patatas bravas y mala cerveza. Un desastre total. Nada aconsejable. No volveremos. Una pena porque la ubicación es óptima

Antes de decidir si nos sentábamos o no en la terraza, observamos el nefasto servicio que estaban haciendo los camareros, así  como, las caras y reacciones de disgusto de los clientes. Este hecho, hizo que nos planteásemos no sentarnos en la terraza, aunque el detonante definitivo fue cuando presenciamos el comportamiento machista (del que hacia llamarse dueño del establecimiento) con una señora que iba con cuatro menores a la que la recriminó de forma muy agresiva el no poderse sentar con los menores porque no iban a consumir como el dueño entendía que lo debían de hacer... Repugnate comportamiento hacia una señora y cuatro menores que educadamente se levantaron de la terraza con el estupor y asombro de los clientes que permanecian en ella.

Caro y calidad cero. Ninguna medida de seguridad.

No vi en ningún momento limpiar o desinfectar sillas ni mesas.

Tienen poca variedad, precios caros, raciones muy escuetas, servicio muy deficiente. Pregunté para comer algo y me insistió mucho en que solo raciones, sin ánimo de querer atendernos.

Pedimos las siguientes raciones: mejillones congelados al vapor (5,5€), muy salados y secos. Patatas bravas (4,5€) que no llegaba a tapa, calentadas en el microondas, con una salsa rara aguada, y unos calamares a la Romana (6,25€) que tenían una textura gelatinosa asquerosa, sin sabor y mucho rebozado.
De beber: Coca-Cola Zero en vaso de café (2€), jarra de cerveza caliente (3,5€) y botellín sin alcohol (2,5€).

La verdad que no lo recomiendo ni para tomar una Coca-Cola. Vergonzoso que un sitio en primera línea de playa sea así. Incluso para cobrar el servicio pésimo. Normal que tuviera todas las mesas vacías menos dos.

Exquisito ,trato de primera,te hacen sentir en casa por no hablar de la tortilla de Don Curro uuf me llevare ese recuerdo y la amabilidad de María Ángeles y Pedro ,OS recomiendo