ALBERGUE ALBA SORAYA

Albergue muy limpio. Un lugar muy agradable. Manuela muy amable. Con una buena cocina, que no me sirvió de nada porque no hay ni UNA sola tienda en el pueblo. Para hacer todas las comidas había que ir al bar de Manuela. Tanto ella cómo su marido muy agradables. Cómo peregrina prefiero un lugar donde haya al menos una tienda y ser más autònoma.

No pude dormir bien. Al rato me despertaba porque los muelles del colchón me iban presionando. Palpé varios colchones y más de lo mismo.

Un albergue limpio, confortable y muy bien situado.
Me atendió Manuela, que se ofrece de manera ejemplar y atiende también el bar de la plaza del pueblo (bar Manuela), donde puedes, desde comer cosas riquísimas, a observar una partida de cartas con la tensión de una final de liga de campeones ;)
Buenos precios.
Volveré seguro.

Encontramos este albergue tras pasar el día por la zona, ya que queríamos quedarnos a descansar y pasar la tarde/noche tranquilamente. Fue un total acierto, el albergue muy acogedor y los dueños muy simpáticos al recibirnos, con un trato muy amable y cercano. Puede que volvamos en otra ocasión.

Muy bien atendido y muy buena la comida

Siempre es un placer volver aqui, Manuela te atiende de maravilla y en el bar de la plaza te sirve comidas, cenas y desayunos, todo a buen precio.
Volveré

La estancia para ser un albergue fue fantastica,tiene calefacción cosa que se agradece mucho cuando estas haciendo un camino tan largo. Tiene un precio muy economico en comparacion con otros de la misma zona, los cuales algunos cambian el precio segun les parezca. Comida casera muy rica y recomendable. Sin duda alguna volveré para el próximo camino.

Alberguera muy amable, no estábamos allí alojados pero si realizábamos la Vía de la Plata en bicicleta en dirección sur. Estábamos sin desayunar ya que habíamos confiado en que habría algún sitio para ello en los pueblos anteriores. Pero la falta de servicios es consustancial con la realidad rural de nuestro país pero en este albergue situado en un sitio emblemático y precioso aliviaron "nuestras penas"

Conocía desde hace tiempo por comentarios de otros peregrinos que en este albergue el trato hacia el peregrino era un tanto especial y no estaban equivocados. Las instalaciones no son tan modernas como otras en las que me he alojado, pero no le falta de nada, y el ambiente de paz y armonía que transmiten Manuela y Maxi, hacen que te sientas como en casa y como parte de su familia por un día.