Masia Figueras

Estuvimos en la Masía para fin de año y fue un horror.
Para empezar la casa está en pésimas condiciones, la cocina estaba sucia, la casa llena de telarañas por los rincones, excrementos de los animales allí donde mirabas, ... La instalación eléctrica de la casa deja mucho que desear, ya que cada dos por tres nos quedábamos sin electricidad, además de instalaciones sanitarias muy deficientes.
Fuimos 24 personas para pasar fin de año, i sin duda NO volveremos a ir nunca más. La dueña nos pidió más dinero del acordado 4 días antes de la entrada en la casa, i cuando llegamos no teníamos suficientes camas para todos, ya que parte de la masía que supuestamente nosotros habíamos alquilado de manera íntegra, la había alquilado a otra familia con la que compartiríamos espacio.
Además el día de la salida, nos echaron de mala manera. NO la recomiendo para nadie.

La dueña que vive al lado muy desagradable, además tiene 3 perros grandes que se pasean a su gusto y placer y hacen sus necesidades en cualquier lado. Así que en la zona de la piscina estaba lleno de excrementos y tenias que vigilar.
Ademas la piscina estaba sucia y descuidada.
Por otra parte el último día no quedaba agua y no podíamos ni ir al lavabo, ya que un depósito de 8000l para una casa de. 25 personas no es suficiente.
Nada recomendable!!

Sin duda la peor masía en la que nos hemos alojado, lo que tenia que ser un fin de semana agradable se ha convertido en algo digno de novela. La casa no tiene nada que ver con las fotos y encima tratar con la dueña y sus perros es bastante horrible. Ojalá hubiese leído las opiniones antes de ir...

Voy a hacer una valoración, lo más ajustada posible a la realidad. Menos mal que nos lo tomamos con cierto humor, porque el tema era "per llogar cadires".
Solo llegar, se nos exigía el pago adelantado en efectivo de la estancia. Puede ser comprensible hasta cierto punto, pero hay que avisar antes porque los huéspedes no llegan todos a la vez. Bien, luego entendimos el porqué, y no era otro de por si se nos pasara por la cabeza marchar sin pagar. La verdad es que por lo menos, enfadarse se justifica.
La cocina no tenía fogones, ni horno y mucho menos lavaplatos, que previamente nos dijeron que sí (hasta llevamos pastillas!).
La casa estaba helada y para calentarla había insuficientes estufas eléctricas, que al conectar todas, saltaban los plomos. Encender la chimenea era necesario, pero la leña era una oración a la dueña. Parecía que le pedías algo extraordinario (cuatro troncos para no pasar frío). La habitación grande de literas, entraba aire por todos lados y una puerta que ni cerraba ( tres dedos por la parte superior) dejaba entrar una corriente de aire insoportable, además que se veía que al otro lado estaba todo apuntalado.
Los perros de la casa eran otro tema a tratar. La dueña dijo que sólo los soltaba de noche... Madre mía! No me atrevía a salir hasta que no los entraba, claro, muchas más horas que las que ella decía. Y no es que no me gusten los perros, pero las maravillas que desprenden sus intestinos no me gusta tener que esquivarlas en un lugar turístico. La zona de la piscina se convirtió en la zona cero. Un espacio de césped muy bueno para jugar los críos, era más bien Vietnam. Absolutamente inutilizable.
Los lavabos eran óptimos, aunque el agua caliente era de chiste. Éramos más de 20 personas y dos termos de 50 y 80 litros respectivamente causaban hasta gracia. Por lo que la ducha, aquello que quieres disfrutar antes de ir a dormir, se convirtió en un "qué ganas de pillar la ducha de casa"!
La sala que utilizamos de comedor, para repito más de 20 personas, no tendría más de 20 metros cuadrados, que al estar la chimenea, nos permitía estar más calientes. Pero claro, hubo que subir las mesas y sillas de otra "sala" donde se suponía que debíamos comer y pasar allí casi todo el día, como sala de estar (ni mencionaré su estado).
En definitiva: un lamento. Me sabe mal esta reseña, pero tampoco quiero que se engañe a más gente.

El trato fue amable y la casa es muy amplia. Los exteriores y la sala de abajo muy bien para reuniones de grupo. Mi baja valoración es porque la habitación grande de las literas estaba muy húmeda (había llovido la noche anterior) incluso había una de las camas que estaba mojada porque se había filtrado agua de la pared. En esa habitación había sólo un radiador pequeñito y hacia mucho frío.las otras dos habitaciones estaban bien.

La casa es antigua y un poco descuidada, pero no es fea en sí misma y las habitaciones no están mal, aunque hace bastante calor y no hay ventiladores. Abstenerse los cocinitas porque el menaje deja mucho que desear. Uno acaba llorando no por la cebolla sino porque no hay forma de cortarla.
Pero el mayor problema es que la dueña vive al lado y en ningún momento te hace sentir realmente cómodo. Tiene 3 perros grandes adorables que campan a sus anchas y ladran a todas horas de los que no recoge sus excrementos, así que la zona de la piscina, a la que no le pone cloro, parece un campo de minas en vietnam al lado de una charca sucia.
Creo que la dueña nos ha tratado mal porque estaba enfadada consigo misma por haber acordado un precio más bajo que el que nos podría haber cobrado cuando se dió cuenta de que coincidía con el Vida festival. De hecho, intentó cambiárnoslo. De hecho, nos gritó que bastante barata nos había salido la estancia y que no podíamos quejarnos.
Cuando le recriminamos que nos había cortado el agua el último día por la mañana, nos vino con muy malas maneras y nos echó a gritos y con ademanes violentos.
Ahora sabemos que el depósito se había terminado, que no fue ella que acivamente cortara el agua. Pero igual 8000l para una casa de 20+ personas no son suficientes para 3 días. Está por debajo del consumo medio español de 137l por persona y día. El agua es un bien de primera necesidad, ése depósito nunca debería estar vacío. Es más, ese depósito también alimenta el agua del grifo de la que hemos bebido.
En resumidas cuentas, una experiencia regulera.

Esta "Masía" es una vergüenza y el trato con la propietaria deja mucho que desear. ¡Sin duda, no la aconsejo en ningún caso!
Primeramente, el número de plazas que ofrece la casa no se corresponde con la realidad; las habitaciones albergan más camas de las que debería. En nuestro caso fuimos 24 personas y tuvimos que dormir en condiciones poco confortables. Añadir que la casa normalmente cuenta con dos baños completos (ducha e inodoro) , si tienes suerte, porque en nuestro caso solo pudimos contar con uno de estos para todos nosotros; bastante incómodo por cierto. A todo esto, el agua caliente para ducharse y asearse era totalmente insuficiente, haciendo que muchos no pudiéramos "gozar" de este lujo.
La limpieza es bastante insuficiente, tanto que nos encontramos con una "cocina" totalmente sucia, telarañas por las esquinas de la casa, excrementos de los animales allá donde ibas,etc.
Finalmente, después de encontrarnos con todo esto, la señora Teresa, propietaria, nosn incrementa el precio pactado en el último momento y como no tenía suficientes inquilinos en su masía (nótese la ironía) decidió alquilar parte de nuestra zona a otra familia. Obviamente, no era lógico que una familia con niños pequeños y un grupo de jóvenes compartieran espacios, así que la familia amablemente decidió cedernos su parte de la casa, teniendo que abandonar el alojamiento. ¡UN DESASTRE Y UNA ESTAFA!

El sitio un poco apartado. La casa es antigua pero bien conservada. Tiene una distribución muy caótica con escaleras por todos lados. La propietaria vive al lado y se hace un poco pesada porque cada vez que entra o sale de casa, echa un vistazo. Además tiene varios perros que empiezan a bordar de buena mañana.