Casa de la Tia Lola

🏘Es una casa grande preciosa de pueblo con vigas de madera en el techo alto estupenda para relajarse. Los dueños son un amor de personas 💥 Estuvimos en el cielo tiene de todo. Nos hospedados para Festival Polynià Intim un sorpresa de finde con teatro, monólogos, teatro en la calle, conciertos... temas de actualidad para no parar de pensar.

Hemos estado dos semanas en agosto y la verdad es que nos hubieramos quedado todo el mes tranquilamente porque la casa tiene mucho encanto. Tienes rinconcitos para disfrutar de cada momento del día. Un desayuno o cena en su terraza al aire fresco, leer un libro en cualquier sitio de la sala de estar.
Y en cuanto al trato no podemos estar más agradecidos. Jacobo ha estado pendiente de nosotros para todo lo que hemos necesitado.
El pueblo es muy tranquilo y tienes pequeños comercios dónde comprar lo necesario. Recomendamos dar un paseo por su huerta con vistas de fondo al paraje natural de La Murta.
Esperamos poder volver pronto!!

Ester, Rober y Thelma

Buen sitio para dormir. La casa muy bien equipada. Jacobo (el dueño) muy amable y siempre preocupado por qué te sientas bien en casa. Excelente relación calidad/precio.

Sin embargo, el pueblo no tiene nada... Tal vez fue la fecha (agosto), pero todo cerrado y el paseo por el río, podría ser bonito sí no hubiera un olor tan fuerte a agua estancada en varios sitios.

Lo mejor de la casa su dueño Jacobo, amable y muy atento. La Casa de maravilla, bonita, muy bien equipada, wifi, lavavajillas, ropa de cama buena, muchas toallas, y multiples detalles por parte de Jacobo, una botella de vino y unas naranjas . La decoración chulisima. No la falta nada. Cómoda y confortable y muy tranquilo. Con una terracita muy agradable para comer. Cerca de Valencia y playas. Solo tuvimos un problema el primer dia con la luz, pero Jacobo en cuánto se entero mandó a un electricista y todo solucionado. Un 10 para el.

La casa de la Tía Lola es una de esas sorpresas que no esperas. Jamás las fotos dijeron tan poco de un lugar. No es sólo una casa de pueblo grande bien situada, con sus balcones y grandes ventanales que dan a la plaza Mayor. No son sus amplias habitaciones de casa antigua con sus muebles grandes y sólidos, con sus lavamanos antiguos, sus espejos lo que a uno le llama la atención. Es el aire que respira, su atmósfera. Y ello se entiende porque su propietario, Jacobo, es un ilustre director teatral que ha impreso en esas estancias una escenografía de calma y sosiego. A una escaleras con una barandilla señorial de hierro forjado le siguen el comedor-sala de estar alrededor de la que giran todas las habitaciones, los dos baños y la terraza. Sus lámparas, sus sofás, su pequeña pero nutrida biblioteca –de Agatha Christie a Vázquez Montalbán- y esa terraza ligeramente inclinada con un mesa ovalada le dan a la casa un aire mágico, literario que hizo que nuestra paso por ella convirtiera nuestras vacaciones en unas de las más hermosas. Regresar de las playas en verano y encontrarse una casa grande, fresca, espaciosa se agradece sin palabras. No es una casa, es un decorado para la ternura, para la reflexión, para la intimidad pero también para una cena copiosa de amigos, para una fiesta de anuncio publicitario o sólo para charlar entre familia. Para los próximos visitantes…ni se lo piensen. ¡Quedénsela!

La limpieza brillaba por su ausencia, casa llena de polvo, baños sucios, cocina aún más sucia y con hormigas, suelos pegajosos, colchones incómodos... La casa no estaba preparada para nuestra llegada. Hemos estado en el puente de octubre y para no repetir

Una estancia muy agradable. La casa muy bonita. Isabel un encanto de mujer.

Increíble estancia, las fotos no hacen justicia, la casa es simplemente perfecta y la atención tanto de Jacobo como de Isabel, de 10. Sin duda volveremos.