La Taberna del Francés

Sin duda alguna la comida es exquisita y el precio es totalmente el justo para lo que comes.
La camarera Laura ha sido un encanto y nos ha dado un trato excepcional.
Lo recomiendo totalmente.

Ahora se llama “el puerto”, yo conocí la taberna del francés y me encantaba,
Hoy he visto que había cambiado al menos el nombre no sé si los dueños pero me ha gustado mucho, las tapas siguen estando muy buenas tanto presentación como la calidad.
Lugar muy tranquilo alejado del bullicio del paseo marítimo.
Servicio amable y cocina rápida

Nos ha encantado, pinchos excelentes, todos muy ricos y la presentación muy buena, la camarera muy atenta y eso que estaba la terraza llena, servicio rápido. Y el precio no me ha parecido para nada caro. Volvería a repetir sin dudarlo en cuanto vaya para allá. Un 10!!!

Una experiencia sin pena ni gloria.
Sin aíre acondicionado en el interior funcionando, por lo que pasamos bastante calor.
En el exterior estaba todo reservado.
Carta con poco donde elegir. Platos de elaboración básica.
Relación calidad precio muy ajustada.
Sólo volvería como último recurso.

Los camareros son muy atentos y serviciales. La comida está bien, aunque un poco cara en comparación. Y de tapas elaboradas andan muy escasos, aunque la localidad en la que se encuentra tampoco tiene mucha competencia en esa materia.

Llegamos a las 16 y estaba la cocina recién cerrada. Aún así nos atendieron y comimos fenomenal. A destacar el tataki de atún, las lágrimas de pollo, la sartén de huevos rotos riquísima y la provoleta. Precios muy asequibles

Hemos estado en la terraza (medidas de seguridad y separación apta para gente concienciada). Saquitos de pulpo y pluma ibérica. Delicioso y bien de precio. No hay tapeo pero ya estábamos aburridos de tapas. No soy muy fan de Carte d’or que son los helados que tienen, pero para gustos... se está a gusto, y estás en primera línea de playa.

Entiendo que estén muy ocupados a finales de julio, pero eso no les disculpa ... no tienen derecho a tratar a ningún potencial cliente como si no existiese.
Al llegar les preguntamos si podriamos tomar algo. Nos dijeron que lo iban a consultar con el encargado. Hemos estado esperando diez minutos mientras los camareros pasaban entre nosotros como si fuésemos invisibles.
Esperábamos saber si nos podían atender.
Claro! A alguien a quien no se mira, no se atender.