Bar Rabeno

No está mal del todo, pero creo que no repetiría.
Hay variedad de tapas y buenas, aunque les faltaban muchas de las que pedimos. El servicio un poco disperso por decirlo de alguna forma.
Estábamos pidiendo tapas y en la 2a consumición nos dice la camarera que la cocina ya ha pasado ha hacer raciones en lugar de tapas y en cambio el camarero nos dice que podemos seguir pidiendo tapas.
A las 22:20 la camarera les dice a los de atrás que no sabe si les podrán servir porque quizás la cocina cierra, cuando hay un letrero que dice que el horario de la cocina es hasta las 23:30. No lo entiendo.
Con la consumición tienes la 1a tapa por 0'50€, la 2a por 1€ y la tercera por 1'50€.
No es culpa del bar, pero no sé si es mala suerte o por la calle cerrada pero ha sido una cena muy ruidosa. También para mi gusto le falta luz.
Los calamares los he encontrado un tanto salados y un pelín demasiado hechos, estaban un poco duros. Es lo único que no volvería a pedir.

Pongo una estrella por no poner cero. No tenían ni la mitad de cosas que ofrecían en la carta (carta de tapas y raciones, más bien escasa y sencilla, ya de base). Pero es que la camarera ni sabía lo que había! Cada cosa que le pedíamos, volvía a salir a decirnos que no había (muy amable, eso sí). No es ni para recomendar como sitio de paso

Muy flojo a comparación con lo que hay por monforte. Además apenas tenían raciones ( todas estaban acabadas) y eran las 14:30. No era pronto pero tampoco super tarde. Comida regular

La cocinera muy maja y atenta. La chavala de la barra una pasota maleducada.

Unas tapas inigualables y muy buena atención

El RABENO es un bar de los de toda la vida, está en Monforte de Lemos, provincia de Lugo, hace esquina con las calles Roberto Bahamonde y Doctor Teijeiro, en el popular barrio de Los Chaos.
Ha ido pasando de generación en generación y ahí sigue, al pié del cañón. Con sus maravillosas puertas de madera y su clientela fiel.
Da gusto entrar y ver que poco o nada ha cambiado. Buen ambiente, buenas tapitas y rica comida. Entra o siéntate en su pequeña terraza y tendrás la sensación de estar en casa.

Encontramos el lugar por casualidad y fue todo un acierto.Las tapitas espectaculares y la cerveza bien fría y la copa helada.La camarera que nos atendió fue un encanto.

Bueno que decir, un bar de picoteo que por suerte no es turistico y eso es bueno. El servicio muy atento y agradable, pero muy muy lento, tanto que nos desesperó. Había mucha gente y creemos que eso influyó en la lentitud. Los niños estaban hambrientos y ya no sabíamos que hacer.
Las tapas buenas, nachos muy ricos, minifrankfurt muy originales, mojitos ricos. Mejor ir pronto.

Volvería pero armandome de paciencia. Un saludo.