Restaurante Parque Municipal

Hoy fuimos a celebrar un cumpleaños en este restaurante y la comida estuvo excelente, probamos las tostadas con tomate y ajoarriero, las crujientes de morcilla con mermelada de manzana estaban divinas y el arroz con chipirones y alcachofas inmejorable, nunca lo había probado y me atrevo a decir que me gustó más que la paella.
Nos dieron platos para compartir una torta que habíamos llevado, el personal es muy amigable ❤️

Buen servicio y rápido, la comida muy buena, el sitio emblemático con la piscina a pie de restaurante, buena sombra de una pinada del parque para dar un paseo.
Hemos pedido dos platos fuera del menú y el precio ha sido contenido.
La atención muy buena, volveré a comer ahí y lo tendré en cuenta para realizar un banquete o alguna celebración mayor.

A pesar de ser un día festivo y estar a tope el restaurante nos sirvieron con mucha amabilidad y lo mejor que pudieron, fue un poco lento pero es normal debido a la gente que había.
La comida de categoría, los calamares rebozados buenísimos, muy tiernos y un rebozado crujiente, las patatas bravas también muy buenas, y la paella muy buena también.
Un sitio recomendable al 100%.

La Glorieta de Altura es un restaurante mítico, resultante del trabajo de tres generaciones de la familia Sellés-Lozano. Está al mando la segunda y en ciernes la tercera, que ya trabaja hace tiempo. Manuel Sellés, con su esposa y algunos empleados de confianza (Roberto, Susy) todos ellos ya retirados, trabajaron incansables durante la fiebre del veraneo de los valencianos, a mediados de los 60. Un tiempo expansivo en el desarrollismo tardo franquista. La explosión turística de Altura la propiciaron los Rodríguez, una especie urbana masculina ya extinguida. Los sufridos padres de familia dejaban a la familia en veraneo casi perpetuo (entre junio-septiembre) y ellos seguían trabajando en la ciudad. Manuel Selles -valenciano de origen- sabía como hablarles a todos, veraneantes y naturales. Afincado en Altura, pronto adquirió fama la Glorieta en el camino de la Cueva Santa. Autobús por aquí, caravana de seiscientos por allá, en domingo es que no se podía ni entrar, de tan atestado de gente. Destaca una gran piscina, ahora fresquita -en otro tiempo congelada- balsa de riego reciclada en los 70. La cocina de la Glorieta de Altura sigue siendo un feliz reducto para iniciados. Inasequible a las crisis, siguen en lo esencial la tradición. La segunda generación amplió la carta con el nuevo siglo, con nuevos arroces (bogavante, vegano) de un diseño mas atrevido, casi llegando a vanguardista (sin gluten) y con platos de una gastronomía de transición. Una mixtura consciente de cocina valenciana huertana y del bajo Aragón, que aquí ya se presiente. En invierno se come todavía mejor, de caliente (incluso ollica del terreno) con un menú asequible y más tranquilos. La torta de tomate de lata sigue igual 57 años después. Y que sigan pues, es menester.

Restaurante de toda la vida ubicado en un entorno privilegiado como es el Parque D. Carlos VII de Altura, junto al camping y piscina municipales, al lado de la Vía Verde Ojos Negros. Amplios salones y terrazas donde almorzar o comer.
Cocina bien elaborada, tienen muy buena mano con las paellas: recomiendo la de setas y pato así como la de pollo y conejo. También la olla (plato tradicional de la comarca) o el entrecot trinchado con ajos y patatas. Platos de cuchara de siempre, con mucho sabor, como las alubias con chorizo. Muy rica también la torta de tomate como entrante así como el timbal de manzana, foie y queso de cabra.
Servicio profesional y buenos precios. Conviene visitar y probar su menú tradicional.

He almorzado bastantes veces en éste bar-restaurante, casi siempre con buen resultado, siempre me ha parecido un poco caro, pero el sitio y porque no decirlo la comida, pues vale la pena. Hoy después de varios meses sin ir, hemos ido, y nos han servido un poco mal, pero a la hora de pagar, creo que se han pasado un montón. Más de 22 eur por bocadillo y medio. Me lo pensaré para volver.

Buen bocata con un pan muy bueno , cacaos y olivas de rigor . Una buena parada si haces la ruta de ojos negros.
Me costó 6,50€ , bueno , siendo valencia, por ese precio hay otros sitios con el bocadillo más cargado.
El camarero es rápido y eso que lo vi solo.
No dejan entrar las bicis en la terraza, estando al lado de la ruta yo pondría un aparcamiento de bicis, si lo había, no lo vi.

Como experto en turismo he de indicar que el servicio de este restaurante es pésimo. Vamos con intención de comer, y después de 15 minutos de espera nos dicen que hasta las 15:15 no dan de comer. Somos la única mesa en el local y dicen que lo tienen lleno. Sino me quieres dar de comer pon un cartel fuera que ponga CERRADO!!