Masia Sumidors

El camino para llegar a la masía es de un kilómetro de un camino de piedras totalmente destrozado por la montaña donde mejor si vas con un todo terreno.
A la llegada te reciben con una copa de cava.
La habitación muy rústica y bonita con muebles de época tal y como se ven en las fotos, al igual que el baño en perfectas condiciones.
La limpieza perfecta y el cambio de toallas.
Nuestra estancia fue en julio hacia un calor insoportable en la habitación al no haber aire acondicionado solamente un ventilador de pie, había que dejar la puerta abierta de la habitación para que entrara un poco de frescor del pasillo donde habían colocado un aparato de aire acondicionado portátil, fue una experiencia bastante desagradable, el calor que se había acumulado en una masía de 400 años de antigüedad donde las paredes son muros de un grosor importante era grandísimo.
En los desayunos había café, zumo, tostadas y un huevo duro a esto se acompañaba con unos trozos de jamón de York pequeñísimos al igual que un poquito de queso también de tamaño diminuto. Se completaba el desayuno con unos mini trozitos de fruta, en general todo el desayuno era muy muy muy escaso. No había nada de bollería dulce.
La piscina era muy bonita y de tamaño adecuado pero las paredes estaban muy sucias y faltaba limpieza del agua en general. Te dejaban toallas para la piscina.
No volveré a esta masía por el calor en las habitaciones, el camino de llegada y los desayunos.
Es una pena porque la masía es preciosa.

Excelente lugar para descansar unos dias. En medio de la montaña rodeado de naturaleza y con un muy buen servicio. Muy recomendable.

Un lugar mágico. Increíble atmósfera en una pequeña masía con habitaciones muy completas y súper cómodas. Lo mejor el trato de los anfitriones, gran capacidad para hacerte sentir en casa desde el primer momento. Espacios comunes y un maravilloso pequeño bar en el exterior. Altamente recomendable para desconectar unos días en plena naturaleza.

Un lugar muy especial para perderse un fin de semana rodeado de naturaleza y envuelto de un ambiente bohemio & hippie.
Especialmente recomendado para personas muy especiales.

Fui con mi pareja y mi perrito para descansar en semana Santa. La pasamos hermoso, es ideal para descansar y desconectar de todo. Pero mas allá del lugar y la naturaleza, Natalie y su marido son super amables y cálidos, nos hicieron sentir muy a gusto todo el tiempo, siempre atentos a nuestras necesidades. La comida es riquísima y muy accesible y sobre todo variada y flexible (yo soy vegana). Sin duda vamos a volver

Un lugar diferente y con personalidad.
Barcelona está lleno de hoteles que ofrecen todas las comodidades de la vida actual y con los servicios de las grandes cadenas hoteleras, si eso es lo que buscas... Esto no es para ti.
Pasar un par de noches en una masía de 400 años de antigüedad, donde para llegar tienes que hacer 1 km de un camino de piedra tan antiguo como la misma propiedad... Alojarte en una habitación donde se puede sentir el paso de los años y fijarte en cada detalle de la decoración,el aroma de la naturaleza, la tranquilidad absoluta del ambiente pero con una cama cómoda, limpia un cuarto de baño igual de antiguo pero privado, agua caliente calefacción de un radiador super simple pero efectivo y con conexión WiFi para mantener el hilo urbanita que nos conecta con la vida actual... Para mi... Fantástico !!!
Si a esto le sumas una atención personalizada... Pero personalizada de verdad.. no de que se acerca alguien por protocolo a preguntarte como va todo... Personalizada de que quien te recibe es el dueño, que te ofrece una copa de cava, te hace el check in, te muestra la habitación, te comenta sobre la casa y la zona... Luego te prepara la cena y el desayuno, lo ves con su esposa e hijo preocupados por cada detalle... Eso para mi es personalizado !!! No hay lujos, no hay paisajes paradisíacos para publicar en Instagram, lo que hay no se puede mostrar en imágenes, se siente, como dicen en Catalunya "el Caliù" ... El calor de lo auténtico, de lo hecho con cariño...
Un matrimonio que vino de Inglaterra y te hace sentir como en casa es algo que no se puede valorar en dinero.
Gracias Keith y Nat, volveremos

Lo mejor, el entorno, la amabilidad del personal, la terraza y la zona de la piscina.

Lugar un tanto ruidoso, si tienes problemas para dormir con ruido, no es el mejor sitio porque la gente que está en la terraza charlando se oye con claridad desde las habitaciones.

El camino de acceso no está asfaltado y es algo accidentado, aunque se puede llegar con cualquier turismo yendo con cuidado. Dispone de un pequeño parking para unos 10 coches.

Las habitaciones son algo pequeñas, confortables, los baños están algo desfasados (no es que sean rústicos, es que son de los 70-80 y no se han reformado). Eso sí, son muy ruidosas.

El desayuno está muy bien, tal vez eché de menos un poco más de salado. Dispone de fruta, jamón, yogurt, zumo, café... Muy variado.

Eso sí, está muy cerca de Sitges, de la Playa (20 minutos), del Penedès (bodegas) y del Parque Natural del Garraf.

No está mal para ir en pareja, aunque debes tener en cuenta el problema del ruido.

Fuimos mi pareja y yo a comer carne a la brasa, carne que no exsistia por lo menos en ese momento el camino para mi un sufrimiento en 1ra y sin saber bien donde te metes, camino un tanto mal indicado para entrar en el deapues de dos cambios de sentido vi el caminito. El sitio es bonito pero las fotos.....bueno. como pega el camino.