Albergue de Sonia Buen Camino

Sonia es la dueña del albergue, es muy amable y te aconseja que visitar por la zona o donde comer. El albergue es muy bonito y muy acogedor. Cuenta con cocina, frigoríficos y mesas por si quieres comer. Las habitaciones estan bien y las camas son grandes.
Muchas gracias Sonia por esas preciosas flores que me dejaste llevar.

Un albergue excelente, la dueña y trabajadoras son muy muy amables, y atentas. El albergue muy limpio y mono. Cerca de la playa. Con camas cómodas, y con facilidad de poder entrar y salir cuando kieras. Lo recomiendo 100%!! Gracias por todo!!!

Mala estancia. La recepcionista muy borde, casi parece que te perdona la vida. En las habitaciones un calor insoportable (septiembre). Habiendo literas vacías me obligaron a coger una cama de arriba(había más de 4 literas enteras vacías). La colchoneta durísima y la almohada como un folio. Ademas, este es un pueblecito pero la ubicación es más bien retirado.
Volviendo a la recepción, baje a preguntar una duda y la recepcionista estaba tocando la guitarra y poco más y me mata con la mirada por preguntarla.

Eso sí, es muy barato pero pagaría un poco más y me iría a un sitio mejor

Sin duda el mejor albergue de Fisterra hasta el momento !
Destacaría la tranquilidad, la ubicación y sus instalaciones con una buena cama pero sobre todo el buen ambiente, la amabilidad y la sonrisa de Sonia ! Si puedo espero repetir ! Volveré

Estuve un día alojada y muy bien. Muy limpias y amables con los peregrinos.
Al principió dude por la “distancia”, pero repetiría por el trato y la limpieza.

El Albergue de Sonia es bonito, con habitaciones grandes. Siempre que voy a Finisterre voy en su albergue. Pero la ultima vez la acogida no fue de la mejores. Despues de haber hecho 100 km en bici, necesitaba comer, y como habia fiesta en el pueblo entregaron la pizza tarde. La chica de la recepcion me dijo que la pizza no me la podia comer en la cocina dicendo que la iba a cerrar (mentira) ni en la habitacion. Afuera habia mucho viento. Despues del esfuerzo que hice aquel dia que no pueda comer una pizza calladito, dejando todo limpio me parecio' una barbaridad. No contenta se quedo ahy en la cocina hasta la medianoche para controlar que no estuviesimos ahy. Quizà pensaba de estar en una escuela de ninos y que ella era la maestra. Pero la vida real de los adultos es otra cosa. Por suerte la chica italiana de la reception intedio la situacion y me dejo comer, faltaria solo, que un cliente paga y que tienes que irte a comer afuera con la tormenta. En la habitacion habia olor a sigarillo. El dia despues vino un grupo muy grande de gente, muy majo, pero como eran 25 no pude usar practicamente la cocina. No pasa nada, me adaptè, pero cuando necesito comerme una pizza hay que usar la misma flexibilidady sobretodo humanidad. Sin humanidad ya se puedes cerrar todos los albergues del camino. En ultimo siempre la misma chica no encontro' la llave del espacio donde estaba mi bici asi' que tuve que perder media hora esperandola

Habitación limpia y con una buena ducha. Demasiada calor en la habitación ya que daba el sol y solo se podía abrir una pequeña ventana.

Me ha gustado mucho, cama muy cómoda, limpio y un buen desayuno de donativo para empezar el día con energía. Los dueños son muy agradables y se respira muy buen ambiente. Recomendable 100%