Churreria

Poco recomendable. No te sirven en la mesa y tampoco tienen pago con tarjeta. Es un poco claro. Aún así el lugar estaba limpio y tiene buenas vistas.

No tienen churros sin gluten.

Es cierto que los churros están muy buenos, crujientes por fuera y cremosos por dentro, los sirven con azúcar (aunque puedes pedirlos sin ella). Como aspectos negativos destacar que el precio me parece algo excesivo y que no aceptan pago con tarjeta.

No vayáis jamás a este sitio. Para comenzar, el trato de la dueña nulo, bastante arisca, le hemos preguntado el precio de lo que costaba el desayuno que consistía en Colacao y tostada, y nos dijo que 4€ (que ya nos parecía bastante caro), pero luego, al preguntarle cuánto costaba solamente el colacao, nos dijo bordemente 'ya te lo he dicho antes'. Para continuar, 5 churros valen 2€, pero que si veis la foto que adjunto, son mitad de churro, lo que equivaldría a 2 churros y medio. El colacao 2'50€, echando ella el colacao, y por higiene nos debería de haber dado un sobre, no venir el colacao preparado por ella.
Te hacen pagar antes de servirte el desayuno (porque si no, más de uno se iría sin pagar, no me extrañaría), y no se puede pagar con tarjeta.
En fin, una ruina de churrería.

La dueña a mí me pareció un encanto, la verdad. Los churros y el chocolate están ricos. Local pequeño pero tiene terraza. Sirve en mesa cuando puede porque no da abasto, mucha clientela. Un poco caro pero normal en una zona turística.

Muy bueno todo, y muy amable la señora, nos sentamos en el sitio antes de leer todas las reseñas y me preocupé, pero la verdad que mo experiencia ha sido perfecta, no es súper barato, pero no está mal. Hemos comido muy bien

Después de una cálida bienvenida a su recinto, tuvimos una difícil elección para elegir donde nos sentaríamos, finalmente elegimos una mesa. (de entre las 3 que había dentro)Una ves sentados, disfrutamos de su amplio espacio para un desayuno compuestos de 3 cafés

2 de 3 de los cafés estuvieron ‘decentes’ mientras que el último café con leche tenía un gran amplio sabor a “agua caliente” con un ligero toque amargo, claramente la churrería tiene una ‘gastronomía’ superior a que el resto de la humanidad está acostumbrada

Mentiría si dijese que el chocolate, el café o los churros no estuvieran ricos.

Pero, eso sí. Dos euros por un café, tres euros cincuenta por un chocolate y otros dos euros por una ración de cinco churros... me parece un poco pasarse. Pero, bueno, casi puedo entender que tratándose de Ribadesella pueda ser más caro.

La predisposición de la señora que atendía la barra tampoco se puede calificar de notable. Pero quizá es que hoy tenía un mal día.

Detrás del trato hosco y brusco de la dueña, se esconde una gran joya de la gastronomía local. Café aguado y churros secos complementan una experiencia única para los turistas por la que merece l pena pagar un poco más y disfrutar del espectáculo de los exabruptos. Un prescindible en el que no se debería caer ni por error.