Cafe Albert

Estuvimos en el balneario y bajamos a cenar dos noches aquí. Sitio muy bueno. Comida muy rica y precio muy bueno. Servicio un poco lento, pero porque había mucha gente, parece que es bastante concurrido. Vale la pena esperar. Recomiendo y nosotros si volvemos seguro que repetiremos. Fuimos seis adultos y dos niños y comimos muy, pero muy bien. Al día siguiente pedimos un plato menos ya que las porciones eran abundantes.

Sitio muy muy económico, de comida abundante y rica. Recomendado el sándwich de pollo y la hamburguesa de queso de cabra. También las delicias de pollo. La atención impecable, muchas gracias!!!

Maravillosos pinchos de tortilla, muy buenos, solo hay una variedad,así no te vuelves loco! Café excelente, tiene terraza también, para repetir sin duda!

A pie de carretera, el café Albert, un local discreto con terraza, aparece reseñado en la guía Repsol y ha sido galardonado en varias ocasiones por su producto estrella: la tortilla de patata. Con las expectativas muy altas nos lanzamos a probarla: la cata no defrauda, está buenísima. Pega: si llegas a mediodía ya no les queda.

Magnífica tortilla.
Para mí hacer el recorrido por esa carretera y parar es en esa cafetería es un auténtico privilegio tomar sus variadas tortillas de patata, con york y queso, con bacon... Están todas riquísimas.
Cumple estrictamente la normativa Covid.
Es parada obligatoria.

Cena con familia, más de una hora para comer unos platos de lo más sencillos, gente que entró después que nosotros, por ser del pueblo se les sirvió antes.
Dan prioridad al servicio para llevar que al del local.
La actitud de todos los trabajadores bastante pésima y ni siquiera apuntan bien lo que has ordenado.
Pedí un Sándwich mixto de bacon y queso y como lo normal esa noche era dar al cliente el plato que no ha pedido me llevaron a la mesa un sandwich mixto de jamón y queso… Encima de que se confunden y les digo que yo no pedí eso y me contestan que ya no queda bacon..

Malísima experiencia, por suerte hay mas y mejores sitios donde comer en esa zona.

Café bebible, camarera maja, clientes que se veían que eran fijos por su familiaridad. Me estropeo la experiencia el mal olor que desprendía el baño, que parecía que sólo nosotras percibimos y que se olía desde la propia barra revolviendo el estomago.

Hemos llegado a las dos de la tarde al pueblo.
Queríamos comer aquí porque habíamos visto las reseñas anteriormente y eran bastante buenas.
Cuando llegamos, nos dicen que no dan comidas y nos aconsejan ir a otro restaurante.