Café de la Estación Chamartín

Lugar tranquilo, recogido, la atención por parte de la camarera normal. Los croissants muy ricos, pedimos dos uno de semillas y otro normal y los dos súper ricos. Precio normal.

Normalito. Un servicio genial, pero se nota que no pueden con el volumen de gente que hay a veces. La comida es medio aceptable

La nota no es por la calidad, simplemente porque me hace gracia que vayamos de un mundo sostenible y te lo den todo en vasos de plástico y cubiertos para no tener cubertería... Cómo otra cosa negativa es que a una hora de cerrar ya no quieran poner cafe

Capuchino demasiado lleno e hirviendo, al cogerlo mi hija se quema la mano, respuesta tengo que pedir un hielo pues no reaccionan y nos traen una crema para quemaduras que está vacía, además, por supuesto, he pagado la consumición. El encargado ni ha aparecido. El camarero, con buena intención , mientras yo hacía la cura a mi hija, nos ha puesto otro capuchino igual de lleno que se ha vuelto a caer. Lo siento pero así no se ponen las consumiciones y el encargado debería al menos haber salido, y no solo darle al camarero una crema vacía y desentenderse. Vamos camino del hospital con la mano llena de ampollas

Falta calidad aunque intentan ser amables.
Algo me sentó fatal y estuve varios días con problemas estomacales.
Quizás la ensaladilla rusa no estaba en su punto.

En mejor lugar de la estación con diferencia, al menos aquí no te roban tan descaradamente.
La atención del personal, perfecta. Ya no me planteo ningún otro lugar de la estación

Bueno solo pedí un café tres veces le tuve que decir que me lo enfriara, me gusta calentito pero no ardiendo. Total que al final en lugar del café me tomé una leche manchada porque me tenía que tirar café para echarme más leche. La camarera demasiado cariñosa, no a todo el mundo gusta que le diga cariño, tesoro, corazón... una desconocida. No es muy profesional

Trato muy desagradable. A las 8:45 compro una consumición y me siento en una mesa. Aparece un dependiente y en un tono muy borde me dice que me tengo que ir, que ya no puedo sentarme. Pregunto cuando cierran, y me dice que a las nueve