Taberna

FATAL, estábamos ocho personas esperando a ser atendidas, la camarera metiendo vajilla en el lavavajillas y croissant en el horno.
Es las segunda vez que me ocurre lo mismo, en ambos casos me he ido sin comprar nada, la tercera no va a ocurrir lo mismo, ya que no voy al volver.

Calidad de producto bueno pero el servicio da mucho que desear.

20 minutos para pedir la oferta de espresso con leche + pintxo.

Desorden atendiendo antes a conocidos y haciendo esperar a los demás me ha parecido.

Pero he de decir que la calidad de los cafés y los productos son muy buenos.

Después de más de 15 años asistiendo, puntualmente, al establecimiento, a día de hoy, sigo haciéndolo, así que poco más puedo decir. Atención personalizada con los/as clientes habituales, y un trato cercano. Buen café y precios dentro de la media. Completamente recomendable.

Cafetería perfecta para tomar un café tranquilo, personal muy amable y rápido, recomendable

Incluso después de la reforma es un desastre, y lo digo porque voy a diario a tomar el café con mis compañeros de oficina. El servicio es extremadamente lento y el personal no es ni atento ni amable. Es más, son bastante lentos. Les da igual tenerte 15 min de pie para pedir el café de todos los días mientras cuentan billetes u ordenan el cajón de las cucharitas. Además, no hacen ningún esfuerzo por acordarse de los pedidos, pero no porque se les olvide, sino porque ni quieren hacer caso. Se lo tienes que repetir 5 veces y ni te dan una sonrisa. Muy mala elección.

Cafetería reformada, muy acogedora. Buenísimo el café , también hay infusiones y mucha variedad de bollería además de desayunos de otro tipo. Siempre te atiende con una sonrisa, súper amables.

Entro, tardan en atenderme. Espero unos 10 minutos, a pesar de estar todos los empleados tras la barra no recibo ni un "buenos días". Una empleada me mira, me pregunta: ¿Qué? Yo respondo un poco confusa: ¿Qué de qué?. "Qué que quieres", me responde. Me resigno y pido un café y un picho.

Se me acerca una nueva empleada, me pregunta si he pedido. Le digo que sí. Su respuesta: "pues vete". Ante mi mirada incrédula me dice "que te vayas a la mesa, que aquí no puedes estar". Yo le pido a la empleada que me ha atendido que no me ponga el café ni el pincho, que me voy del local. Les indico el resto de personas que hay en la barra y les pregunto si ellas sí pueden estar. Me informa, entonces, que a partir de las doce está prohibido estar en la barra. Yo le explico a la empleada que me ha dicho que me vaya que lo entiendo, pero que no son las formas. Que no se debe usar el imperativo con los clientes, que pida las cosas por favor y que dé los buenos días. Que entiendo la medida, pero no su actitud.

Me dice que no le de lecciones, que "habré trabajado yo mucho". Cojo mis cosas y mis amigas y yo nos vamos. Jamás volveremos. No he puesto hoja de reclamación por el saber estar, la conciliación y la educación del tercer empleado. Él es el único que se salva. Por cierto, empecé a trabajar en hostelería con 18 años.

Muy buen sitio para tomar el café. El trato genial!!! Volveré pronto.