Casa Rural El Molino

Irene es una profesional como la copa de un pino! Veníamos con niños y personas mayores y todo fue facilidades para nosotros, adaptándose a nuestros horarios y necesidades desde el minuto uno. La casa es inmensa, con espacio para todo lo que haga falta y en un lugar maravilloso en medio de la naturaleza. Quién critique los caminos de acceso es mejor que se vaya a alojarse a hoteles en medio de la ciudad porque está claro que no comprende lo que es el turismo rural. Muchísimas gracias! Repetiremos seguro

Un lugar magnífico para descansar en plena naturaleza y olvidar por unos días el estrés. Estuve con mi familia y me pareció fantástico, bien equipado y limpio, una de las mejores casas rurales en las que he estado. La dueña es muy amable y cercana. Volveremos pronto.

Mi familia y yo buscamos cada año un lugar donde poder reunirnos todos y pasar unos días en familia.No es fácil encontrar casas tan acogedoras que ofrezcan una alta disposición de plazas. Puedo decir que pasamos unos días maravillosos en El Molino, el entorno es increíble, estar sentada en la terraza de noche observando las estrellas no tiene precio. Sin duda repetiremos.

Maravillosa casa en un sitio tranquilo para poder desconectar de todo. Agradecer a la anfitriona Irene, es una mujer encantadora que estuvo siempre muy atenta a nuestras necesidades. ¡Mil gracias!

Todos los comentarios que han puesto en el 2022 son ciertos. La casa tiene mucha potencial, es enorme y precioso, pero tienen un par de cosas que parece que siempre repiten. La dueña es muy borde, comercial, y antipática. Los colchones son muy finos en que se sienten las muelles del colchón en tu espalda. Luego, ya se avisa, que el camino es bastante horroroso y un desafío por muchos. Por último el menaje de la cocina deja mucho de ser, todo muy antiguo. Con un poco de renovación de colchones y cocina y otra dueña, está casa sería perfecta para cualquier grupo.

Sobre el camino comentar que el acceso a la casa, lo cual no se avisa, se hace difícil en algunos tramos, más para coches grandes, y acceder de noche puede dificultarlo, mejor llegar de día.
El lugar es precioso y la casa muy amplia y con muchas posibilidades, pero mal equipada. Habitaciones poco confortables con colchones en muy mal estado, al llegar la cama te la tienes que hacer tú, y te pide que antes de irte quites las sábanas y las traslades al lugar que ella indica; la comodidad es para la dueña, no para el cliente. Las escaleras no tienen pasamanos. El menaje de cocina está incompleto y deja mucho que desear, varias tazas rotas sin asa, sartenes para tirar, no hay ni un paño de cocina...
Las toallas de baño necesitan ser renovadas. Mejor llevar las propias. Algunas sillas están en mal estado.
La dueña, muy poco profesional, lo primero que pregunta es si llevas el dinero.
Se nos dieron varias circunstancias, durante nuestra estancia y después, que nos asombraron e indignaron por la poca empatía y la falta de consideración en el trato que recibimos como clientes.
Procura no olvidarte nada en la casa, y menos algo imprescindible, porque ella no reaccionó de forma lógica ni fue comprensiva, tuvimos que insistir para recuperarlo.
Para finalizar, la fianza nos la devolvió cuando se lo recordamos, días después de la fecha prevista. Añadir que yo no soy una persona "delicá" y que tengo experiencia en turismo rural.
Creo que sería muy positivo que la dueña de esta casa espectacular haga los cambios necesarios para la comodidad, buen descanso y mejoría en el trato al cliente.
Yo le deseo sinceramente Feliz Año, y que todo le vaya bien.

Antigua casa molino reformada (puede acoger fácilmente a más de treinta personas) en dos plantas en plena naturaleza (está levantada junto a un río). La planta de abajo está preparada para personas con movilidad reducida. La cocina bien equipada. Incluye chimenea con posibilidad de tener leña (previo pago adicional). El camino de acceso es tortuoso y por momentos casi impracticable, algo que debería garantizar el alejamiento y la tranquilidad si no fuera porque la casa molino se compone de una segunda casa de alquiler donde puede haber vecinos con música a todo trapo, como fue nuestro caso. Primer contratiempo. El segundo fue el trato recibido, correcto desde el punto de vista “empresarial” pero mejorable desde lo humano. Por una cuestión de cortesía o educación, quizás el primer mensaje que un cliente recibe no debería ser: “Hola, ¿traéis el dinero?” Cuando se le ha preguntado algo hemos recibido un pantallazo con las normas o un escueto “ya os lo he dicho”. Por otro lado, si en la web se dice que la casa dispone de cuna uno puede entender que al llegar habrá una cuna. Si es necesario avisar para que esté montada, quizás sería buena idea especificarlo en la web antes que reprochárselo al cliente. En el caso de que el cliente tenga que montarla se agradecería también que viniera acompañada de un colchón. Las camas están sin hacer, con las sábanas dobladas sobre el colchón para que el cliente tenga a bien hacerlas. Los colchones dejan mucho que desear. Es habitual despertarse con molestias en cuello y espalda. Podría ser una inversión de cara al futuro que mejoraría la experiencia del cliente. Por otro lado, quizás una sola llave de la casa para más de treinta personas sea insuficiente. Al llegar hubo problemas con el wifi que por suerte se solucionaron reseteando el router. La justificación de la responsable de que “el mundo va mal” o que “tal o cual página tampoco me cargaba” sin embargo resultaron de lo más pintoresco. La casa tiene un potencial enorme. Algunos cuidados y atenciones en el servicio marcarían la importante diferencia entre repetir o no.

Es el lugar ideal si quieres desconectar. Es un antiguo molino convertido en 2 casas independientes con piscina propia cada una. Con hamacas, barbacoa y mesa amplia y grande en la entrada de la casa de abajo. Cuenta con un gran número de habitaciones y un amplio salón unido a una cocina abierta.
Está a 10 minutos del pueblo más cercano en coche. Se llega por una pista de tierra. La playa más cercana está a unos 25 minutos.