El Cementerio de Villar del Olmo fue construido por el Ayuntamiento y el vecindario en 1885. Se viene dando sepultura en el mismo desde 1886. Este vino a sustituir al Cementerio Parroquial de Villar del Olmo que se encontraba a naciente y mediodía de la Parroquia de Nuestra Señora de la Antigua de Villar del Olmo. En 1886 se empezaron a trasladar los restos de aquellos que se encontraban enterrados en el Cementerio Parroquial.
En 1889 se levanta una Ermita dentro del Cementerio bajo la advocación de San Roque. Esta es levantada por el Ayuntamiento. El 7 de Noviembre de 1889 el entonces párroco de Villar del Olmo envía una misiva al Obispo de Madrid-Alcalá Ciriaco María Sancha y Hervás. En ella solicita permiso para bendecir el mencionado cementerio y la Ermita de San Roque.
El 10 de Septiembre de 1889 el Obispo de Madrid-Alcalá autoriza al párroco para que bendiga el Cementerio y la Ermita.
El Cementerio Antiguo o de las Pozas comprendía sólo la parte primitiva que llegaba hasta la actual puerta principal. La Ermita de San Roque original se encontraba junto a las sepulturas de Don Tiburcio Aza y de los padres de D. Ángel Pérez Villalvilla. Al realizar una limpieza de maleza y de las zarzas que la rodeaban los obreros resolvieron prender fuego a la maleza y la Ermita de San Roque fue pasto de las llamas.
La Ermita actual no ha sido bendecida y es de propiedad municipal.
En 1889 se levanta una Ermita dentro del Cementerio bajo la advocación de San Roque. Esta es levantada por el Ayuntamiento. El 7 de Noviembre de 1889 el entonces párroco de Villar del Olmo envía una misiva al Obispo de Madrid-Alcalá Ciriaco María Sancha y Hervás. En ella solicita permiso para bendecir el mencionado cementerio y la Ermita de San Roque.
El 10 de Septiembre de 1889 el Obispo de Madrid-Alcalá autoriza al párroco para que bendiga el Cementerio y la Ermita.
El Cementerio Antiguo o de las Pozas comprendía sólo la parte primitiva que llegaba hasta la actual puerta principal. La Ermita de San Roque original se encontraba junto a las sepulturas de Don Tiburcio Aza y de los padres de D. Ángel Pérez Villalvilla. Al realizar una limpieza de maleza y de las zarzas que la rodeaban los obreros resolvieron prender fuego a la maleza y la Ermita de San Roque fue pasto de las llamas.
La Ermita actual no ha sido bendecida y es de propiedad municipal.