Peluquería Javier

Siempre es un placer ponerse en la manos de Javier o en cualquiera de las chicas de su equipo, un trato exquisito y un resultado espectacular!!!

Excelente profesionales . Toda la familia vamos a Javier, desde hace más de 20 años.

Llevo 15 años cortándome el pelo con Javier. Aún viviendo fuera me organizo para ir a verle cuando voy a Ciudad Real. Puntual, profesional y buen trato. Sitio de total confianza.

Muy buenos profesionales y muy buen trato

Grandes profesionales, te asesoran muy bien. Yo siempre salgo contenta.
Todo el equipo son un encanto, da gusto ir .

Buenos profesionales, muy buen trato, local bien acondicionado e higienizado.

Gran profesionalidad, buen ambiente y un trato muy bueno siempre que he ido.

Un resultado nefasto. Desde el principio todo apuntaba mal. Me senté en una de las sillas y cuando vi que una de las empleadas (la morena) de Javier iba a cortarme el pelo, le tuve que decir: ¿quieres que te diga lo que me quiero hacer antes se ponerte a cortar? (Increíble, ¿verdad?), tras lo que le enseñé una foto para que supiera exactamente lo que quería hacerme. Después, la veía dudando sobre qué tijeras coger para hacerme un corte que yo, sin dedicarme a ello, no veía tan complejo: un corte moderno con una melenita más larga por delante que por detrás, y como tengo mucho pelo y volumen le aclaré que me hiciera muchas capas por detrás. Resultado: una melena cortisima (por las orejas) absolutamente recta y sin apenas capas que encima me ahueco al peinarme para dejarme una total forma de globo al estilo de los años 50 (añado la información de que tengo 30 años y quería un corte de este siglo). Eso sí, tras quejarme a Javier, éste me lo arregló un poco, no sin dejar de cobrarme 25 eurazos aún habiendo confirmado que el corte que me había hecho su empleada no tenía nada que ver con el que lo le había enseñado. Ahora tengo que esperar 4 meses para tener un corte parecido al que pedí. Menos mal que es invierno y puedo llevar gorro! Lo bueno de todo esto: he descubierto una peluqueria a la que sé que no tengo que volver.