Una joya donde apreciar distintos periodos artísticos, destacando el mudéjar por su espectacular ábside. En un interior alberga un órgano barroco al que aún se le da uso. Junto con la iglesia de Santa María, situada a pocos metros de la misma, merece la pena su visita completándola con su ermita de la Virgen de los Remedios y el Caño de Carlos IV.
Jose Anibal Saquero Sanz2 años atrás
Es desde la subida hacia la cabecera donde el templo muestra su más bonita estampa, destacando su gran torre sobre el presbiterio y su ábside mudéjar. A la izquierda de este último se halla la entrada a la iglesia; un vestíbulo da acceso a la nave por el lado de la epístola. Una vez dentro la mirada es atrapada por el sotocoro: artesonado a base de exágonos que se continúa en la balaustrada, facistol en el centro, crucificado y baptisterio a los lados. Arriba el órgano Barroco que se puede escuchar en el Ciclo de Conciertos Tierras de Medina. El altar mayor reluce con su rojo en los preciosos púlpitos, en el ambón y en el ara. El retablo mayor embellece el conjunto. Una buena colección de imágenes y retablos ornan los laterales.
