Hostal Don DIEGO

El hostel está bien. La entrada es muy bonita y parece una casa grande.
El cuarto era cómodo y agradable.
El atendimiento fue espectacular.
Lo único que diría que es necesario mejorar es la limpieza porque cuando llegamos habían cabellos en la ducha y en la cama.

Todo perfecto, habitación grande y super limpia!!! personal muy muy amable y agradable.
Este hostal es perfecto si quieres descansar en tranquilidad teniendo tu coche aparcado en frente de la habitación en al aparcamiento interno del hotel. Recomiendo!

Todo limpio, ubicación regular, y la decoración típica de los años 90, pero para un día no está mal. El parking privado no está mal, pero no se puede tomar nada en el recinto: no hay máquina, expendedoras, ni servicio de desayuno, ni nada de nada. Es el típico hostal al lado de la autovía.

El sitio es viejo, antiguo, no muy limpio, es un picadero donde van las parejas a pasar la noche y se escucha todo lo que hacen. Te lo entregan sin haber revisado si funcionan las cosas. El aire acondicionado muy antiguo y ni siquiera sale aire frío. La persona que esta por la noche es borde, desagradable, con pocas ganas de trabajar y atender bien al cliente. Sinceramente lo único bueno es la ubicación y el aparcamiento. No volveré a ir y no lo recomendaría a nadie.

Un sitio tranquilo con un aire de cortijo andaluz. Habitaciones muy limpias, algo obsoleta la decoracion pero cómodas. Cama cómoda y television pequeña. Precio bien y parking privado en el interior. La pena es que no tenga comedor ni desayuno.

Es un sitio estupendo para descansar. Muy por encima de las expectativas. Cómodo para ir con coche. El Parking es gratuito, y el personal es encantador. Te proporciona una estancia muy agradable.
Muy cercano a las playas, a Huelva.

Muy limpio todo, personal muy atento, habitación amplia y zona tranquila. El coche permanece dentro de un recinto cerrado, ha simple vista parecen apartamentos, pero son habitaciones.

No fueron nada atentos en la recepción. Wifi flojo en la habitación. Tv de tubo con la que tropezabas con la cabeza cada vez que te acercabas al mueble inferior. Zona malísima separada del pueblo por autovía, que hace imprecindible el coche. Sin podibilidad de desayunar o cenar en el hotel.