Hotel Hospedería Monasterio de Guadalupe

En nuestro caso no nos alojamos pero si probamos el restaurante que esta dentro del monasterio y pertenece al hotel. El servicio era algo lento pero al menos había voluntad de querer hacer bien el trabajo que es lo importante. Toda la comida que probamos espectacular. Pudimos disfrutar de la comida en la zona del patio y se estaba de maravilla. Comimos muy tranquilos, nada que ver con el barullo de la plaza.

El lugar tiene mucha historia y el personal es muy atento y amable. Lo único bueno de las habitaciones es que la ducha esta renovada, pero el colchón es duro como si durmieras encima de una tabla de madera, y la cena de nochevieja, para el precio, es lenta y no esta bien organizada ni vale lo que cuesta. Eso si, recalco que el personal es muy amable aunque escaso.

Entorno hostil. ABSTENERSE PERSONAS MAYORES O CON MOVILIDAD RESTRINGIDA. Parece estar todo dispuesto para que quieras marcharte y nunca volver. Me he hospedado aquí todos los años, un fin de semana, durante más de 20. Antes podías acceder a la plaza cruzando el Monasterio. Ahora han cerrado ese paso y los clientes se ven obligados a bajar una empinada y larga escalera de piedra para poder llegar a la plaza donde está toda la actividad del pueblo. Encima han cerrado el bar, por lo que las personas mayores que acudían allí se quedan encerrados en la Hospedería (no pueden bajar y subir esas escaleras/cuestas, aunque imagino q les harán el “favor” de dejarles cruzar por dentro a ellos) y sin posibilidad de tomarse ni un café. Han retirado las mesas y sillas para estar en el patio, ya todo es comedor. No hay mandos de televisión en los lúgubres salones, por lo que no pueden ni ver la tele, a no ser que se encierren en sus dormitorios. La comida de menú es peor que la de colegio, por lo que recomiendo no concertarla. Una cerveza en el restaurante cuesta 2’90€. Hasta el papel higiénico parecía medido. Solo las camareras más antiguas mantienen su carácter solícito. Me pregunto si el objetivo de la dirección es terminar cerrando la Hospedería. Quédense mejor en el parador o cualquier otro sitio y vayan solo a visitar el Monasterio, que es una maravilla.

Comida buena de sabor, el cordero se les fue la mano con la sal y pedimos pierna de cordero y no cobraron 7 euros más porque no nos dimos cuenta que nos cobraron por la paletilla, obviamente no fue intencionado. Bien atendidos, pero la sal y lo que nos cobraron de más le baja la puntuación.

Malisima experiencia con la recepcion, mala atención por dudar de mi palabra y no aceptar de primera, que el ERROR ERA SUYO. En cuanto a la habitación, muy fría al llegar y muy restringidas las horas de calefacción posteriormente... vergonzoso en pleno diciembre!!
Resaltar la atención de la camarera del desayuno... de 10!

Fantástico en todos los aspectos desde la recepción hasta las habitaciones y unos claustros donde se respira tranquilidad y silencio. El desayuno buffet ideal en cantidad y calidad y con un café excelente. Lugar ideal para sentirte muy cómodo.

Instalaciones y lugar histórico sublime. En la recepción no creo compatible una mujer con pirsen en la nariz, inadecuado con el contexto religioso y social. Mejor si no estuviera.

Por todo el conjunto,empezando por la amabilidad de todo el personal,un lugar de ensueño,sus patios,plantas,una limpieza insuperable,no entiendo las reseñas que hablan de muebles viejos,si no fuese así perdería todo el encanto,en cuanto al aire acondicionado,para mí funciona a la perfección,el desayuno es muy variado y calidad,las camas comodísimas,en fin nosotros invitamos que se pruebe la experiencia vale la pena.
Solo puedo agradecer el trato recibido