Parador de Santo Estevo

Espectaculares tanto el Parador como el Monasterio. No puedo opinar de las habitaciones, pues no estaba hospedada allí. Lo que sí me dejó de piedra es que en el restaurante, y estando a medio gas, me dieran una hora y media para poder comer, desde el momento en que me sentase! Hora y media! Qué hacen cuando están con lleno total? Los que van a comer, empalman con la cena? De verdad que me quedé sin palabras .... Por supuesto,me fui.

No me hospedé solo fui a comer.
Me encanta la mantequilla que usan.
Noté más el sabor en las croquetas aunque son muy pequeñas y como es de suponer, al ser del grupo parador la cantidad de comida es algo escasa.
Está a medio camino entre comida tradicional y comida moderna fusión. Espero vayan tirando más para el lado tradicional

Me gustaría poder dar más nota pero es imposible por un par de motivos:
1) como a un kilómetro del parador había dos personas de protección civil que cumpliendo con el trabajo encomendado no dejaban pasar coche que no fuesen a las viviendas particulares o al parador.
2) había una boda y solo se permitía ver el exterior y el atrio principal, estando vedado el acceso a los otros atrios, por lo menos a los que, como yo, íbamos de visitantes.

No comprendo que con gastos a cargo de protección civil, que pagamos todos, pongan dos personas cuya función sería la de guardias jurados que regulen el acceso y que tendría que ser a cargo de paradores nacionales.

Sólo estuvimos en la cafetería mientras visitábamos el monasterio, la atención estupenda, un entorno precioso y cómodo, sin embargo necesita mejorar el mantenimiento, la tapicería de las sillas está muy vieja y debería de ser renovada, y los baños de la cafetería estaban sucios y con puertas que no cerraban bien.
Buen servicio, pero un mantenimiento que no está a la altura de Paradores.

Ubicación de lujo y un monasterio precioso.
Lo malo que al ser parador no puedes visitar casi nada.
Una lastima que el patrimonio nacional sea de uso privado y solo para quien pueda pagar esa cantidad.
Por lo poco que se puede visitar no se si merece la pena ir allí.

Un sitio para desconectar en medio de la nada , con miradores espectaculares, bodegas y rutas de senderismo. Una amabilidad en su personal exquisita y una calidad tanto en el trato de todo el personal , como en sus servicios : desayuno, cenas y recepción.
Nos dieron todo tipo de consejos sobre qué hacer por la zona y todo fue perfecto. Habitación impecable.
Repetiremos sin duda.

El lugar es maravilloso. Uno pasea por dentro y se siente como en otra época. Hay restaurante y hotel. Tiene aseos en varios puntos. Hay un jardín interior con mucha historia. Además había en la primera planta una exposición fotográfica.

Maravilloso lugar donde descansar. Tranquilidad y silencio. Las habitaciones son modernas y espaciosas, se echa en falta un poco más d iluminación.
El edificio es una maravilla, y los espacios interiores, aquellos donde perderse para estar tranquilo, generan paz.
Los alrededores no se describen, solo se pueden admirar