Hotel Vasco da Gama

Hotel familiar, hotel pequeño con pocas habitaciones pero muy amplias y limpias, el desayuno estaba incluido y estaba muy bien, pero sobre todo lo mejor fue la amabilidad de Álvaro el dueño, en todo momento muy atento. Si quieres para cenar, picotear hay un bar al lado que se come muy bien y barato. Sin duda todo recomendable.

Hemos ido 10 personas, las habitaciones son pequeñas pero limpias. Buena atención por parte del dueño. Abundante desayuno y en una terraza agradable. Dispone de un pequeño parking. En general buena relación calidad precio

Un buen hotel para alojarse. El dueño es muy amable, las habitaciones están limpias y bien provistas, se sirve desayuno y la playa de Ladeira está a tiro de piedra. Hay una bocatería al lado.

Atención maravillosa por parte de la recepción. Habitaciones amplias y bien acondicionado. Hay parking . Desayunos muy completos y la ubicación perfecta.

Encontré de misericordia una habitación porque estaba todo a tope,pero fue el mejor dinero invertido!!! Dormimos como reyes,trato maravilloso,el desayuno brutal!!!! Chiquito pero acogedor y la terracita que tienen preciosa,volveremos!!!

Un hotel super acogedor!!
Las habitaciones amplias y limpias.Muy bien ubicado y el precio adecuado .
Y los dueños,geniales!!!
Aahhhh! y el desayuno muy completo e incluido en el precio!!

Bonito y pequeño hotel en un punto estratégico para poder visitar las Islas Cíes, Vigo, Pontevedra y las Rías Baixas.

Las habitaciones son muy amplias y muy bien cuidadas.

Tiene una zona con muchas plantas ideal para relajarse tomando una cervecita.

El desayuno, con muchos productos caseros, nos gustó mucho.

Se nota que es un hotel familiar y que el dueño le pone mucho cariño en él y en los clientes, estando muy atento a todas nuestras necesidades.

Nosotros fuimos en época de pandemia y el dueño cumplía escrupulosamente las normas sanitarias.

Hotel acogedor, coqueto y bien ubicado. Cerca de la playa, metido en el camino de Santiago portugués por la costa. Álvaro, el hospitalero, te acoge y orienta sobre las bondades de la zona. Fue nuestro inicio del camino hacia Santiago. Tiene un jardín de ensueño. Destaco la queimada nocturna oficiada por Álvaro la noche anterior a nuestra partida, en su magnifica mesa corrida de granito celta. Habitaciones amplias y limpias, y bien insonorizadas.. Desayunos generosos. Volveremos. Ojo!!!, reservamos tres meses antes.