Hotel O Pozo - Alojamiento O Pino

El mejor alojamiento, tanto si eres un peregrino haciendo el Camino de Santiago como si simplemente estás de turismo. Está algo retirado, en O Pino, pero con varios restaurantes (como el de la mejor tortilla del Camino) a pocos minutos andando. Toda la casa es acogedora y encantadora hasta el más mínimo detalle, invita a pasar un mes entero en ella, con familia, pareja o un grupo pequeño de amigos. Isabel y María fueron un auténtico encanto, súper atentas, amables, nos explicaron todo lo que podríamos necesitar saber al detalle nada más llegar. Tomamos también el desayuno, todo de productos frescos de la zona, abundante y variado. Volvería mil veces más.

Un hotel bonito, acogedor con un jardín precioso.
Isabel es encantadora y muy servicial.
La habitación era una triple acoplada para el momento por lo que resultaba muy pequeña para tres adultos, con una cama supletoria incómoda.

Un lugar encantador. Tanto el trato de María como de Isabel, fue espectacular, muy cercanas y pendientes de todo. La habitación muy limpia y el lugar muy bonito. Volvería sin dudarlo. ¡Millones de gracias!

Alojamiento espectacular, las habitaciones son muy acogedoras y muy limpias con todo lo necesario . Pasamos una buena tarde charlando con la dueña, una señora muy agradable que nos facilitó todo incluso un gran desayuno fuera de horario porque queríamos madrugar. Entorno precioso.

Excelente trato, habitación agradable, bien equipada, de limpieza impecable, en un albergue a pie de Camino. Posibilidad de pedir la cena a restaurantes cercanos, que la traen por una suma muy razonable. Muy, muy recomendable!

haciendo el camino de Santiago, fue uno de los sitios extraordinario, hera como una casa rural, tenia cinco habitaciones y ocupamos cuatro. Mucho terreno para disfrutar al aire libre, donde comimos tipo catering y un porche con dos mesas grandes futbolin, muy bien decorado tipo rustico y casi a extremar. Habitaciones muy limpias.

Lugar idílico para desconectar de todo. Preciosa casa con historia familiar que la propietaria María y su marido te explicarán con mucho cariño. Su roble de 300años que preside la entrada es precioso y te invita a la lectura bajo su sombra. El exterior está muy bien cuidado y todo muy limpio.

De lo mejor que me he encontrado en estas vacaciones. Muy limpio todo el desayuno muy bueno . Amabilidad máxima y lo mejor de todo alli tengo amigas nuevas . Gracias Maria e Isabel. Os queremos desde Murcia