Hotel Antolín

Tiene una magnífica ubicación por lo que sus vistas a la playa de cesantes y dentro de esta a la Isla de San Simón son una maravilla. La limpieza de 10,personal muy profesional y cualificado. Dispone de menú diario(los fines de semana menú solo para huéspedes) carta,tapas... Sales de Antolín y en 10 pasos estás en la playa.

Si paseas por la playa de cesantes, hacia el final esta el Antolin, puede pasar desapercibido,en nuestro caso nos dimos cuenta porque vimos a una pareja tomando un aperitivo.
Se come de maravilla, tanto menu como carta mientras disfrutas de las vistas a la ria de vigo,con el puente de rande imponente, guardián de todos nuestro secretos

Comí allí menú del día y la verdad es que calidad precio increíble, y comida exquisita, súper recomendable.
El personal muy amable

Estuvimos durante más de 1 hora esperando que nos diera mesa ( éramos un grupo de 15 sin reserva) una vez nos dieron paso nos ubicaron en la terraza de muy malas maneras. Cuando fuimos a pedir la comida, nos advirtió que no tenían menú que debíamos comer a la carta. Nos pareció bien y accedimos. Después de pedir pedimos, por favor, que nos colocará en alguna mesa dentro, hacia mucho frío. Nos dijo el camarero que no, y que comeríamos a las 18 horas. Había mesas libres.
Después de hora y media nos tuvimos que levantar y marcharnos sin comer.
Desatentos y desagradables.

Una grata sorpresa al llegar al alojamiento. Merece la pena pasar algunas noches de relax y desconexión es este espacio tan agradable. Tuvimos una habitación para cuatro, y contaba con un balcón privado enorme en la segunda planta, con tumbonas y asientos. Toda la habitación estaba muy nueva y renovada, un gusto. Además, el emplazamiento es ideal, enfrente de la isla de San Simón, con la playa con todos los deportes de agua y viento (es una zona con mucho viento, pero es preciosa). El restaurante además cuenta con muchos platos deliciosos y frescos. También tuvimos desayuno buffet, muy bueno.

Como hotel, no puedo valorarlo ya que no he estado alojado allí, como restaurante ha perdido bastante desde el año anterior, aunque sigue siendo bueno, pero cocineros y camareros no debían discutir delante de los clientes, da mala imagen. Buena atención, nos permitieron cambiar de mesa al haber mucho viento en una zona de la terraza, siempre ponen un aperitivo con la bebida mientras esperas, todo un detalle.

Solo puedo valorar el trato, porque no tuvimos la opción de poder quedarnos a comer, ya que optamos p irnos.
El trato ofrecido, de lo peor,p el tiempo perdido, unas 2 horas, sobre todo por un camarero, falta de empatia, incluso cuando se pidió cambio de la terraza al comedor de sala, ya que lo pasamos mal y teníamos frío
A pesar de insistir, no dio solución, el trato inhumano, y desconsiderado
Provocó situaciones de malestar y tensión, al no entender el trato q hemos recibido
Ante esta situación, no recomiendo, ,en absoluto, este restaurante , dada la mala experiencia q hemos recibido, por lo q antes de elegir este restaurante, mejor cualquier otra opción o alternativa q será más recomendable y humano, q este restaurante q dejo muy mal sabor de boca y no cuida ni a sus clientes, ni a sus peregrinos .

La peor atención que he recibido en mi vida. Pésima imagen para esta tierra acogedora. No nos han podido tratar peor, parecía que nos estaba haciendo pagar un castigo. Nos hemos tenido que ir después de esperar más de dos horas y con malas contestaciones por cada consulta. Es la primera vez que escribo una reseña negativa pero la merece. Una pesadilla