Hotel Balneario de Lugo - Termas Romanas

Paramos para ver los baños Romanos después de visitar la muralla y ciudad de Lugo. Fueron muy amables y corteses. Dejaron entrar a mis hijos, todos con mascarilla y pudimos ver los baños o las termas Romanas todos el tiempo que quisiéramos. El recorrido es corto y bien explicado. Hay que tener cuidado de no darse en la cabeza.

Después de varios años disfrutando del balneario mi suegra, este año no fue satisfactoria. Intentaron que no disfrutara de los nueve baños, querían quedarse con uno, y como se les reclamó el último día la persona encargada de controlar los baños termales se dedico hacer limpieza y puesta a punto de las instalaciones. No creo que repita, por lo demás, recepción, personal de cafetería excelente.

Sólo fuimos a ver la zona de las termas, no llevaba mascarilla y me hicieron comprar un paquete de 10 por 2'50€, osea un poco caras, para nada porque no entramos en la zona de huéspedes , y en la cafetería no hacía falta, bueno pues no sé si merece la pena. ,

Fuimos a hacer un circuito termal en el balneario que nos encantó. 5 estrellas.
Sin embargo, también tomamos un café y, por desgracia, el servicio no estuvo a la altura del circuito. Por eso, en global, pongo cuatro estrellas.
El camarero muy amable pero ni puso tapa "dulce" como en otros sitios (Gran Hotel Lugo, por ejemplo, un bizcocho, unos churros, una mini napolitana, una chocolatina), ni pudimos pagar con tarjeta (creo que el mínimo es 10 euros). Por eso sólo pedimos un café, porque en ese momento no llevábamos suelto para dos... Una pena! En los detalles está la diferencia.

El Balneario de Lugo es del Hotel. Pero también lo pueden disfrutar la gente que no sea del Hotel. Hay que pedir reserva para dar día y hora. Tiene horas cerradas por descanso del personal del Balneario.
Por otro lado el Hotel tiene una vistas panorámicas del Río Miño. Se ve los amaneceres y los atardeceres. Lo recomiendo para desconectar y descansar en familia o con la pareja.

Fuimos a visitar las termas sobre las 17.25h y era necesario reservar, reservamos para las 17.50h, fui a preguntar a la hora y nos dijeron que bajaban a abrirnos. A las 18.10h nos acabamos de ir, ya que nadie se ha dignado a abrirnos. Casi una hora perdida, una pena su pasotismo.

Bonitas vistas desde la ventana con el río y el puente romano, pero llegar a la catedral es un arduo ascenso por una calle transitada, hay todavía gotelé en las paredes, las almohadas hay que renovarlas y el desayuno es de suspenso. Fiambre de baja calidad y bollería envasada en una cafetería vintage. No repetiremos.

Atención de todo el personal excelente, hemos estado muy tranquilos y relajados en el hotel. Las vistas son guapísimas. El circuito relax muy bueno y el personal muy amable. Volveremos seguro