Ermita de San Amaro

Siglo XVII. Barroco. Retablo neogótico. Entre sus muros se localiza un pequeño cementerio del siglo VIII. Bonito y recogido lugar. San Amaro Peregrino fue un penitente francés que dedicó su vida al servicio de los pobres enfermos y peregrinos que llegaban a Burgos. Se localiza cerca del rectorado de la universidad de Burgos.

Una ermita muy curiosa, no es muy espectacular pero a mí me gustó, y el entorno muy bonito. Merece la pena acercarse y ver todo el conjunto histórico.

Es un lugar maravilloso para tener un rato de serenidad tanto si eres creyente cómo si no.
La ermita tiene mucha afluencia de lugareños y peregrinos .
La ermita presidida por Santiago tiene en medio de ella también a San Amaro, un santo que se entregó en cuerpo y alma a los peregrinos que pasaban por Burgos. Hoy le tienen una gran devoción.
La ermita está abierta siempre en verano. En invierno en el horario de culto , sábados y domingos.

Me ha encantado este rincón tan bucólico y entrañable sobre todo por que tengo un nieto que se llama Amaro.

Un lugar de visita obligatoria para los Peregrino
Localizado en pleno Camino de Santiago, este Santo Francés se enamoro de Burgos y decidió establecer un hospital para curar a los Peregrinos. Ha hecho muchos milagros. La ermita es un lugar tranquilo y se respira mucha Paz.
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Junto al Hospital del Rey se levanta la ermita de San Amaro, donde la tradición dice que está enterrado este santo, de orígenes inciertos, que dedicó su vida al cuidado y a la asistencia de los peregrinos jacobeos. Sabemos que el actual edificio fue reconstruido en 1614 por fray Pedro de Lazcano, veedor del Hospital del Rey. En el centro de la ermita se encuentra un sarcófago sobre el que aparece un bulto yacente del santo. Por sus caracteres formales parece corresponder al escultor Pedro de Ruiseco Maza. La capilla se exorna con una serie de cuadros, de finales del siglo XVIII, en los que se representan los principales milagros atribuidos al santo. En el presbiterio destaca un retablo neogótico de 1907, obra de Saturnino López Gómez. Hasta hace poco tiempo este espacio estaba cuajado de exvotos, signo del agradecimiento de las gentes por la presunta intervención milagrosa de San Amaro. Rodeando la ermita se dispone un cementerio decimonónico, que contribuye a dotar a este lugar de un notable aire romántico y melancólico.

Una joya.
Espectacular en todas las épocas del año, pero los atardeceres en otoño te transportan a otra época.

Ermita con encanto. Ir a misa los domingos en el ermita es un placer que invita a reflexionar.