Jardines De Cuenca
C. Escolleras, 1, 29400 Ronda, Málaga, España
4.6
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8 comentarios
PRRP+69 Ronda, España
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Lunes: 8–22
Martes: 8–22
Miércoles: 8–22
Jueves: 8–22
Viernes: 8–22
Sábado: 8–22
Domingo: 8–22
Martes: 8–22
Miércoles: 8–22
Jueves: 8–22
Viernes: 8–22
Sábado: 8–22
Domingo: 8–22
Están dedicados a la ciudad de Cuenca, que fue hermanada con Ronda.
Hermanamiento
Los Jardines de Cuenca, de Ronda, vistos desde la Casa del Rey Moro.
La semejanza entre el caserío de las dos ciudades, Ronda y Cuenca, que asoman al vacío desafiando a la gravedad, llevó a que, 1975, los entonces alcaldes de ambas ciudades firmaran un hermanamiento que acercaba a las dos localidades aún más allá de sus similitudes.
Años más tarde, en 2010, se retoma el hermanamiento y se trazan las líneas de colaboración que se afianza finalmente en un stand conjunto durante la Feria Internacional de Turismo (FITUR), celebrada en Madrid en enero de 2011, con acuerdos concretos, como la oferta destinada a que conquenses y rondeños visiten a sus vecinos hermanados, con descuentos en turismo cultural y de naturaleza, entre otros. [1].
Jardines
Sus vistas son impresionantes sobre el cañón que el Río Guadalevín ha excavado y que divide la ciudad del tajo en dos.
Comienza en el conocido como Puente Viejo, y avanza serpenteando por encima de las rocas hasta casi llegar al Puente Nuevo.
En estos jardines ha sido prevista una actuación para la implantación de flora autóctona y mejoraras de los accesos para personas de movilidad reducida.
100% recomendado
Un remanso de paz y tranquilidad al que se llega tras una bajada considerable una vez se pasa el puente nuevo hacia la parte vieja de la ciudad. Esa esquina con los azulejos dedicados a la Ronda Romántica, marca el comienzo del descenso a mano izquierda, pasando los jardines de la casa del rey moro, la puerta nueva y el puente tras ella.
Su entrada es discreta. Y es el subir sus tramos escaleras cuando te das de frente con las escarpadas paredes y los precipicios. Y arriba, las primeras casas que se asoman al precipicio sin el menor miedo.
El murmullo del agua cercana del fondo y las cuevas donde los bandoleros se escondían de la justicia.
El que va repite. Ya no es por ver algo nuevo sino por disfrutar el entorno.
No cuesta dinero entrar. Pero lo que ofrece es impagable. Muy recomendado.