Pastelería Sàbat

Local muy céntrico y muy bien decorado como en todos los locales de la cadena, siempre está lleno, no es que tengan muchas mesas, deben tener unas 10 o 11 mesas en un espacio pequeño para tantas mesas.

La comida es buena y de calidad, sabes que ir a una pastelería Sàbat es sinónimo de calidad y de producto artesano.

Tenían galletas con varios diseños navideños muy bonitos.

Personal muy amable y atento.

El producto de esta pastelería es de muy buena calidad. Siempre te aseguras que pidas lo que pidas será bueno. Otro tema es que el servicio sea un poco mediocre. Por ejemplo, vas a desayunar y te pides un café y algo más y según qué empleada no te pone ni cubiertos ni servilleta. Por lo tanto, apruebo a la pastelería, pero suspendo a la camarera de la cafetería.

De las pocas cafeterías que están abiertas un domingo para desayunar y bien ubicadas al lado del famoso monesterio. Realidad precio, bien nada exagerado, servicio excelente y hacen bocadillos al momento y al gusto. Críticas respeto al idioma 0.

Pasteleria-granja en el centro de sant cugat, al lado del monasterio. Pasteles muy buenos. Dispone de un pequeño espacio con mesas para desayunar i/o merendar. Suizos y pasteles muy buenos. Lugar muy agradable y personal amable.

Compro varios postre durante el año , quedo muy satisfecha con sus brazos de gitano, el hojaldre de crema, lionesas.....entre otras cosas . Pero referente a las cocas de san juan decepcionada no estaban esponjosa, con poco relleno la crema no era la que utilizan normalmente compré en la turis otra y supera con creces . No volveré a comprar allí las cocas.

Fuimos la pastelería Sabat a comprar nata para hacer repostería en casa, pensando que sería de calidad muy superior a la que puedas comprar en el supermercado. Primero nos sorprendió negativamente que la sacaban de una máquina como la del los McFurry del Mc Donals. Pero bueno, nos dijeron las dependientas que era la misma calidad que la utilizaban en el obrador. Cuando llegamos a casa y la probamos fué pero aún, era como la de bote del supermercado. Vamos, nos quedó la sensación de que nos habían timado. Pagamos la nata de bote a precio de oro. Nunca mas.

Vengo de paseo a St Cugat, entro en lo que parece una pastelería de calidad, con su interiorismo y su imagen gráfica, y compro varias cosas. Qué gran decepción. Nunca había comido (bueno no pudimos, lo tuvimos que tirar) unas ensaimadas tan malas. Puro aire seco. Las galletas de mantequilla: más aire seco. Ni los polvorones están tan vacíos de contenido. Un atraco a mano armada además.

Es una de las pastelerías y panaderías más antiguas del pueblo, y tiene un gran arraigo entre los naturales del lugar, no solamente por su espléndida ubicación, a 50 metros del fabuloso Monasterio de Sant Cugat, sino por sus estupendos pasteles, pastelillos, tartas, cocas, galletas y panes. La atención es muy esmerada y está muy bien organizado. Hay una zona del local destinada a granja o merendero (de interior), al que nunca he accedido, por lo que no puedo opinar. Pero como pastelería es estupenda y sus panes no son de pega ni congelador. Un lujo para cualquier pueblo.