Restaurante Doña Lola

Restaurante con agradable decoración, buen servicio y buena relación calidad precio de sus productos. Se echa de menos los detalles en la mesa, como que el pan no esté caliente, algún centro de mesa...Platos bien trabajados que buscan los contrastes de sabores bien combinados. Justa pero aceptable carta de vinos. Entre sus platos recomiendo las gambas al ajillo. Se agradecen los postres caseros.

Buena cocina que consigue nuevos sabores realizando imaginativas combinaciones de platos tradicionales. Servicio profesional muy atento. Baño limpios y bien equipado. No doy 5* al ambiente porque me gusra más tranquilo y fui un viernes a mediodía que ponen un menú y el ambiente era popular y ruidoso para mi gusto en este tipo de restaurante, aunque estoy convencido que en otro momento será bien diferente.

Buen lugar donde degustar de su buena cocina y en especial de sus platos con atún durante todo el año.
Su personal presta un servicio atento y amable.
Local donde disfrutar y no dejeis de visitar la terraza del edificio Capitana, justo sobre Doña Lola.
Volveré!!!

Excelente restaurante con una carta sencilla pero sorprendente. No se puede destacar un plato en concreto porque estaba todo buenísimo, presentaciones muy cuidadas y tiempo entre platos perfecto.
La atención de los camareros inmejorable, con el restaurante lleno y estuvieron pendientes de todo y siempre con una sonrisa.
Restaurante de categoría con precios buenos, la mejor elección si quieres probar algo distinto por la zona de Islantilla e Isla Cristina.

Volveremos!

Este sitio se ha convertido en nuestro favorito de Isla Cristina. Y es que no sabría decir que nos gusta más: el sitio, la variedad y originalidad de sus platos, lo riquísimo y bien elaborados que están o la atención y el cariño con el que nos acogen siempre.

En cuanto a los platos no sabría cuál recomendar más, pero algunos de nuestros favoritos fueron los chocos con alcachofas y los cuatro atunes en ensaladilla. En cuanto al postre, la tarta de queso Payoyo nos pareció espectacular.

Hemos cerrado nuestras vacaciones con broche de oro en el restaurante Doña Lola. Empezando por la decoración, el restaurante tiene un aire muy moderno con decoración entre industrial y vintage.
Nos acomodaron en un llegar bastante amplio en la terraza (ya que íbamos con un carrito de bebé y una perra).
Cuando pides la bebida te la sirven junto con un pequeño aperitivo, que en nuestro caso fue un hummus de piquillo y pimentón que estaba de vicio.
Como entrantes (todo para compartir entre dos) pedimos las croquetas cremosas de choco de Trasmallo con Gamba blanca al natural: increíbles, muy cremosas como dice la carta, la mezcla de la croqueta junto con la gamba y la mayonesa negra que incluyen es una explosión de sabor. El siguiente entrante fueron longuerones al carbón con vermú artesano de Moguer: se parecen a las navajas y estaban espectaculares.
De segundo (también para compartir): lomo de corvinata a la brasa: el pescado se deshacía en lascas y parecía mantequilla pura, junto con los pimientos confitados, riquísimo.
Y para terminar, de postre (aquí compartimos igualmente) es obligatorio pedir Leche con galletas de la Abuela Lola: nos habríamos pedido dos postres cada uno! Si tuviese que poner una pega: que lo sirvan en un cuenco para que haya más producto jajaja.
La relación calidad precio muy buena y el trato de la camarera que nos atendió, de 10!
Para repetir sin duda!

Primera vez para nosotros pero no será la última. Experiencia 10, tienen un salón interior muy bonito pero en la terraza se está muy agusto. Nos pusieron como entrante un humus, de cortesía, y todo lo que comimos espectacular. Los camareros simpatiquísimos y amables, aconsejandonos sobre todo por las cantidades. Con muchos detalles que hacen que te sientas muy bien tratado.

El restaurante cuenta con una carta interesante, pero es excesivamente caro. No todo lo que pedimos nos gustó de la misma manera. Empezamos con las croquetas de pollo y hierbabuena (muy caras y no nos sorprendieron para el precio que tenían) y las navajas con salsa de bourbon (este entrante nos gustó más gracias a lo rica que estaba la salsa y por la calidad de las navajas). Para continuar pedimos la ventresca atún a la brasa (rico, aunque echamos en falta alguna salsa que lo acompañara), el bacalao con crema de trufa (la trufa neutralizaba el sabor del bacalao). Como sugerencia podrían añadirle menos trufa para conseguir un plato más equilibrado). Para terminar cerramos con un postre compuesto por sorbete de fresa, mango y crema de queso (la combinación de sabores funciona a la perfección).