Restaurante Casa Alta

Sitio precioso pero mal dirigido, una hora de espera para un entrante de almejas, que se quedaron ridículas. Las camareras en botines sucios. Luego pedimos arroz seco tipo socarraz y de postre tarta de queso y helado de turrón que mejoró el mal sabor por la demora. El local no estaba tan lleno como para eso. Era una celebración de aniversario y fue un poco regular.

Un lugar precioso para disfrutar de una buena cena. Un poco desorganizado el servicio y el precio del plato un poco elevado, intuimos que el ambiente lo encarece. Lo que más nos gustó las croquetas de cecina y la tosta de anchoa.

¡Maravillosa experiencia!
A destacar el trato exquisito por parte del personal de este restaurante.
La comida espectacular, salió perfectamente comandada, justo cuando terminábamos un plato, salía el siguiente, y en ningún momento se acumulaban platos sucios en la mesa. Así da gusto.
El personal muy atento, dar las gracias en particular a la camarera Aina, por su simpatía, atención y profesionalidad, y también a María por lo mismo. También felicitar a las chicas de cocina, y al cocinero de la brasa que acertó a la perfección con todos los puntos de la carne.
Me parece que en relación calidad precio, a pesar de ser un restaurante tan fino, no es caro en absoluto, la calidad de los productos lo vale.
Aconsejo que no dejéis de probar los niguiris de presa al whisky y el carpaccio de novillo con trufa y foie como entrantes, y posteriormente acompañar de unas carnecitas (nosotros pedimos picaña y pluma y fue un acierto completo).
Imprescindible probar la tarta de queso de este lugar si eres amante de este postre, la ponen tipo coulant de queso. (Yo ya la había probado en cotidiano, que es también de los mismos dueños, y no hay comparación con la de otros restaurantes).
El lugar es amplio, con una decoración elegante y muy tranquilo, ideal para mantener una conversación mientras cenas.
Por decir algo, lo único que mejoraría es un hilo musical de fondo en la terraza.

Fantástica comida, sólos en el saló, pero el verano te da esos lujos.
El servicio muy bueno y la comida muy rica.
La tarta de queso de 10.

Sitio con encanto y comida deliciosa. No pongo las 4 estrellas ya que fuimos un sabado al medio dia y los tiempos de servicoo fueron extremadamente lentos. Por lo demás, calidad muy buena a un precio algo mas elevado de lo habitual, aunque el sitio merece la pena y el trato del equipo bueno. Volveremos en algun momento con menos afluencia de clientes.

Estupendo lugar. Ambiente cuidado, personal atento y profesional, cocina estupenda.
Fuimos a cenar sin mucha hambre y nos pedimos unos criollos envueltos en hojaldre riquísimos. También probamos el brioche con tomate, atún y huevo de codorniz que estuvo exquisito. Y la Roseta de tartar de atún extraordinario.
No obstante, el campeón de los platos fue el postre: una torrija tibia con helado que fue todo un espectáculo.
Una cena de 10. 34 euros para dos personas.

Excelente atención y la comida riquísima.
La cerveza muy fría y excelente!!!
Tiene una terraza buenísima para compartir,
Lo recomiendo muchísimo, para diferentes celebraciones existen varios salones diferentes.👏👏👏👏
Excellent service and delicious food. The beer is very cold and excellent! It has a great terrace to share, I highly recommend it, for different celebrations there are several different rooms.👏👏👏👏

Un lugar "pintón", bonito, elegante para ir a comer a precios más que razonables.
La carta, con una variedad aceptable, tiene algunas "joyitas" de elaboración muy buena, si bien, por lo general abusan de la salsa verde como decoración, añadiéndola incluso en platos donde no pinta ni aporta absolutamente nada. Muy recomendable el cachopo y el carpaccio. Nada recomendable las patatas bravas, de salsa insípida y más cocidas que fritas.
El servicio, sin ser malo, hay que insistirles en alguna que otra vez de lo deseable para ser atendido, pues parecen olvidar lo que se les pide.
Capítulo aparte merece la sección "detalles", donde realmente, baja muchos enteros. Me parece inaceptable una terraza (donde es muy agradable comer), con palos de escoba, fregonas, trapos, vasos sucios no recientes en la barra de la barbacoa... Y un sinfin de detalles que te bajan un poco de la nube en la que te sientes con la comida tan buena, incluido no ponerte ni un mantel en la mesa.
El salón interior, aunque no comí en él, estaba muy bien decorado, y tenía pinta de ser bastante acogedor y cómodo. Será el objeto de mi próxima visita.
Resumiendo: Que poco cuesta bordarlo, cuando haces lo más difícil y te olvidas del detalle.