Restaurante Isabel

Servicio rápido, se preocupó la señora Isabel en hacernos un hueco en el comedor.
Pulpo a la gallega abundante la ración, muy bien hecho, fresco y muy rico.
Rodaballo a la plancha fresco y delicioso.
Mención especial a la camarera, la del pelo rizado y que llevaba brakets, muy amable y atenta.
Café muy bueno.
Un gusto de comida.

Paramos a cenar de casualidad, nos han atendido camareros muy amables. Pedimos cinco platos para compartir (sin postre), especialmente ricas las gambas al ajillo y las navajas, nos vamos gratamente sorprendidos. La ensalada de queso feta, el queso de cabra frito y los calamares muy buenos también, todo acompañado con sidra, el olor del mar y el sonido de las gaviotas de fondo. Una experiencia increíble, sin duda lo recomendamos.
Como crítica constructiva les faltan opciones vegetarianas, aunque pusieron de su parte por adaptar la carta a mi, así que me voy encantada.

Excelente! Vinimos por recomendación de un amigo y fue un acierto. Pedimos de primero Fabada con almejas para dos, de segundo un Cachopo de buey para compartir y de postre un flan de queso para compartir, ya que no les quedaba tarta de queso. Para beber dos copas de vino, Ribera y Albariño. Todo estaba delicioso y nos quedamos completamente llenos. Pagamos un total de 54.70€. La atención recibida fue buena, en especial la de la Isabel, la dueña. FUE UN ACIERTO TOTAL, VOLVEREMOS SIN DUDARLO

Comida genial, pastel de caracho, cachopo ( los he comido mejores) y una tarta de flan, chocolate y nata espectacular. El trato que nos ha dado María, para quitarse el sombrero.

Un restaurante en la calle principal de Cudillero de la que subes desde el puerto con una atención al público genial y unos platos buenísimos donde hay que destacar el pastel de cabracho, los frutos de queso de cabra, el cachopo de buey (con cecina y queso de cabra), el pulpo a la gallega y a la plancha, las zamburiñas.

En los postres caseros no se quedan atrás, requesón delicioso, que no necesita añadirle nada, arroz con leche y flan de turrón; todo casero.

La comida, sin más. Cara para la calidad media de los platos. El camarero muy serio y poco amable. Tendría un mal día, seguramente. No volvería

Comimos en agosto 6 personas. Pedimos cachopos (se hacía bola), calamares (lo mejor con diferencia) y "zamburiñas" aunque desde mi punto de vista se asemejan más a volandeiras. El restaurante tiene una decoración muy acogedora y con unas vistas privilegiadas en el primer piso. El servicio es muy profesional y serio (demasiado a veces, era algo incómodo). Una pena no haber podido disfrutar del chupito de hierbas que invita la casa cuando se hace una cuenta contundente.

Nos cogieron rápido la reserva, la atención muy buena. Pedimos fabada asturiana y fabada con almejas para dos personas y no nos entraba más. Espectacular. Buenísimas las dos. A nosotros nos sirvió de comida y casi cena. Jejeje. Podíamos haber comido 4 comensales tranquilamente...