Excelentes pizzas caseras de las de verdad. Negocio auténtico llevado por un chico italiano muy trabajador (hace él mismo las pizzas delante de los clientes; una tras otra sin parar. Incluida la masa que lanza hacia el techo).
El sitio está más pensado para llevarte las pizzas a tu casa que para comer allí (es pequeñito y las sillas no son muy cómodas).
La última vez que fui (otoño 2016) no se podía pagar con tarjeta, aunque hay un cajero del Santander al lado.
Negocio auténtico llevado por un chico italiano muy trabajador (hace él mismo las pizzas delante de los clientes; una tras otra sin parar. Incluida la masa que lanza hacia el techo).
El sitio está más pensado para llevarte las pizzas a tu casa que para comer allí (es pequeñito y las sillas no son muy cómodas).
La última vez que fui (otoño 2016) no se podía pagar con tarjeta, aunque hay un cajero del Santander al lado.