Mesón El Trinquete

Nos sentimos estafados en este local. Para empezar, tardaron como media hora en traernos los platos desde que los pedimos. Les pedimos unas croquetas de morcilla, que estaban muy ricas. Después una sepia,y un revuelto con espárragos. La sepia,era pequeña no, lo siguiente. Y los espárragos del revuelto estaban quemados. Todo eso,una cocacola y una botella de agua, algo más de 30 euros. No recomiendo este local.

El local está en el centro de Peñaranda. La atención fue amable pero bastante lenta. Pedimos un menú de semana de 12€ que no incluía bebida ni cafés. La ensalada era todo rúcula amarga sin aliñar. Los platos muy pobres y escasos, la Coca-Cola me la sirvieron directamente en el vaso sin gas, la cerveza sin vaso, el revuelto y la cuajada de postre insípidos. Nos hemos ido con hambre y decepcionadas, nada recomendable.

Hemos comido un menú fin de semana (18€) que consta de primero, segundo y postre con dos o tres opciones para escoger por plato. También tienen carta. La comida casera y rica. La camarera muy agradable y atenta. Cuentan con una amplia terraza.

Según nos dijo el chico, llevan abiertos sólo un mes. Tiene menú de diario, q no comimos, y un menú típico castellano q fue el elegido. Un menú para dos personas, consistente en morcilla, chorizos al vino, ensalada, paletilla de cordero a compartir, vino, agua, pan y postre. Todo por 38'50. El postre fue un coulant de chocolate ( uno de los mejores q he comido), junto a bombones helados. El postre es a compartir. Quedamos más q satisfechos. Fue una buena elección. Comimos en la terraza, viendo la plaza principal. Volvería a ir

Comimos el menu diario. Nos tuvimos que esperar un poco porque la cocina abre a las 14:00, pero mientras esperábamos nos pudimos sentar fuera, en el espacio al lado de la iglesia de Santa Ana. Nosotros fuimos los primeros, pero luego se fue llenando. Cuando estuvieron todas las mesas ocupadas instalaron algunas mesas más para otros clientes que venían. El servicio fue rápido y el chico muy atento. Cocina correcta.

Según lo que pidas puede estar bien, algunos platos combinados son de muy mala calidad, el San Jacobo estaba en malas condiciones y los niños y adultos que lo comieron acabaron indigestos con vómitos y diarrea. El trato no es malo y nos ubicaron estando todo lleno. Si vais a comer en este pueblo lo podéis dejar como última opción de Peñaranda de Duero.

1 por no poner -10.
Para empezar, servicio de terraza no nos ofrecieron para comer (es agosto y lo venden como que sí).

Nos hacen esperar para "ver si hay sitio" y cuando subimos, estaba todo libre, menos dos mesas.

El precio exagerado para lo que es: 16€ para platos sencillos, y escasos. Las raciones del primer plato no eran iguales unas a otras.

El segundo, irrisoria la cantidad y patatas congeladas, sin una salsa ni nada, también unos huevos sin yema. Los postres, ninguno casero, "se les ha acabado", (eran las 14:00 cuando entramos), y servido en un plato de café.
No tienen datáfono, estaba "estropeado".

Les quisimos hacer una sugerencia, dando nuestra opinión de buenas formas, (ya que por ese precio podrían poner un poco más de cantidad y, al menos, las patatas o los potres caseros, o que entrara el café también en el precio) y una de las trabajadoras se nos puso a la defensiva voceando y encarándose, muy maleducada, hasta hizo que me alterara y soy una persona paciente y tranquila. Literalmente, nos dijo que estaba harta de las críticas, así que no somos los primeros.

Salimos con hambre y enfadados por sentirnos estafados, sumando las malas formas de la chica al intentar hablar con ellos y más habíendonos gastado 48€ y salir con hambre.

Más de 2 horas en total para comer.

Fatal, no lo voy a recomendar.

No lo recomiendo para nada, aunque está en buen sitio, lo tienen un poco dejado, las mesas sucias. La atención es lenta, aunque amable. Pedí una coca cola, y me trajeron una ya servida🙄 y sin una gota de gas, parece que quisieron aprovechar un resto que les quedaba, semejante cutrada nunca me había ocurrido . Pedí que me la cambiaran y me trajeran la lata lo hicieron amablemente, ya solo faltaba.