Restaurante Mares Rojos

En la terraza comimos agusto, incluso nos pusieron un ventilador que soltaba agua.

La comida estuvo bien, aunque 18€ de menú en un pueblo me parece algo caro teniendo en cuenta que en Cuenca junto a la catedral vale lo mismo. Había varios platos a elegir con buena pinta.

El problema fue la atención, los camareros eran majos pero la que (supongo) que era la encargada hacía malas caras y parecía que no tenía ganas de atendernos.

He comido y cenado en el restaurante y bien en cantidad y precio. Me encantaron los postres caseros de tarta de cuajada cubierta con miel y nueces y la tarta de queso con auténtico sabor a queso. El morteruelo es el mejor que he probado. También recomendable la parrillada de verduras y la sartén de huevos rotos.
El comedor tiene un ambiente acogedor, bien decorado e iluminado. Entre su decoración están unas fotos preciosas de la zona. La terraza es muy agradable con sombrillas.
En la zona de terraza tienen juguetes para niños

Comimos con un menú de sábado. 18€ por persona. Menú abundante y muy muy rico, sin duda para repetir.

Comimos menú del día, abundante y bien cocinado,bastantes primeros y segundos. Tenían pan para celíacos. Lo recomendamos.
El ambiente del local muy chulo

Si teneis otro sitio donde ir en Agosto, mejor, no pudimos elegir, todo lo demás del pueblo estaba cerrado.
Por 12 euros el menú, los platos justitos de cantidad. El vino y el agua servidos en jarra, por cierto, agua del grifo y el vino caaaaaliente como se ve en fotos. Guindillas sabor a colonia o algo así :( la ensaladilla y el gazpacho casi del tiempo y los judiones un poco tiesos. El postre bien, salvo el cucurucho de helado, con tapa marcando "1€" como se aprecia en la foto... eso no se hace chicos.

Terraza exterior atractiva, aunque un poco escasa de iluminacion.
La gastrononia de la tierra, morteruelo o zarajo, excelentes.
Servicio un poco lento.

Un sitio estupendo, trato amable, los camareros encantadores y atentos, la comida riquisima

En vista de la arrogancia y prepotencia que tienen en sus respuestas, me veo obligado a cambiar la reseña. La cerveza jamás está fría e intentan arreglarlo con jarras en el congelador porque no tienen ni idea de hostelería. El aperitivo es escaso o incluso nulo, tardan mucho en atenderte y hay que pasar a buscar a los camareros. Es caro y de poca calidad y se valen de que no tienen competencia en el pueblo y aún así solo van forasteros porque la dueña que es una señora muy borde los atiende mejor. Si iba poco, ahora no pienso volver.