BAR RESTAURANTE PEPE.

Llevamos 20 años viniendo cada verano. 3 horas de reloj esperando la cena, nos dicen que no quedan productos que les ponen a mesas de al lado cuando nuestra mesa lleva mucho más tiempo esperando con la nota tomada. Los camareros se lo toman a risa y parece ser que la dirección, más todavía. Es vergonzoso.

Ni un año más, pero ni para un café, es una pena ya que este lugar siempre ha sido lo mejor de Casasimarro. Está claro que ya, no.

Para mi, siempre ha sido un lugar de referencia en el pueblo, buena comida y a buen precio, pero esta última vez, no puedo decir lo mismo, han tardado 1 hora en traer el primer plato. Cierto que son fechas de fiestas, pero no entiendo cómo pueden montar más mesas de las que son capaces de atender.
Muy mala experiencia esta vez.

Cuanto más voy, más me gusta.
Comida típica manchega con trato familiar, a destacar la oreja, las carnes a la brasa, los gazpachos de Conchi espectaculares.
Intentamos ir mínimo 3 o 4 veces al año desde Albacete a propósito a comer aqui.

100% recomendable.

Hemos ido durante el mes del ahorro, Noviembre, y la verdad es que muy bien. Compartimos entre dos la mariscada de la foto (27€) y estaba muy bien realizada y muy buena, también tenian otra opción de mariscada mayor pero nos quedamos la pequeña para pedir la carne después. De carne pedimos Vaca (25€) también a compartir porque era enorme, tenia muy buen sabor y el punto de la carne perfecto.

La comida y el servicio muy bueno.
Los clientes todos hombres y mayores parece que no se han enterado que hay una pandemia mundial porque están paseándose por el local y no ves ni 1 santa mascarilla...

Comida típica de la zona, serviciales y todo muy bueno, especialidad carnes a la brasa, oreja

8€ por una racion de queso frito que tenía 10 trozos,la cerveza caliente,no tienen ni lomo ni bacon en un restaurante que tiene 4 estrellas en Google,los camareros no te dan explicaciones,en fin no volvería ni recomendaría este restaurante.

Buenas raciones y buen ambiente. Con castillo hinchable para los peques.
Rectifico completamente mi reseña anterior: no sé qué habrá pasado, pero da pena. El trato del camarero de lo peor, le llamamos para que nos atendiera y a mitad de camino el muy sinvergüenza (y que conste que es un piropo), se da la vuelta y se pone a atender a otra mesa. Si a eso le añadimos la comida fría, escasa y cara el menú está servido (y nunca mejor dicho). Ahora me explico porque cada vez hay más mesas libres. Por cierto, se agradecería que la vajilla se lavara previamente. El pegote de vete tú a saber qué sobraba.