Casa Rural La Moraleja

Fuimos de boda,la comida dentro era buenísima pero el catering muy normalito,el jamón en una boda con un jamonero de madera horrible y se salía medio jamón,muchos detalles un poco regular,los camareros poco amables y a la hora del café deprisa y corriendo por que querían recoger y irse, relación calidad precio regular.

He estado en la boda de mi sobrino el 24/09/2022
Todo muy bien muy buen servicio buena comoda muy atentos y agradables los camareros
Tanto el aperitivo como la comida excelente en calidad y cantidad.
Recomendado 100%

Fuimos por una boda y sin duda estuvo todo de 10!!! Buena comida y buen servicio, super recomendable!

Estuvimos en la boda de unos amigos y todo fenomenal.
El sitio es espectacular , el salón amplio y el menú muy rico.
Las habitaciones estilo rústicas muy chulas aunque por poner alguna pega quizás les faltaba un poco más de limpieza.
La verdad me gustó mucho.

Pues las habitaciones con cama de matrimonio, un atraso en estos tiempos ya q no todos eramos matrimonio.
Luego un solo baño para 6 personas
Me parecio muy basico todo

Como casa rural no la conozco, fui a una boda. Como restaurante de eventos simplemente excepcional, por la ubicación, el jardín la profesionalidad y sobre todo, la calidad. Impresionado. Bien comido y fresquito en una tarde calurosa. La pega, que después tienes que coger el coche para ir a tu casa salvo que te quedes alojado alli, que tampoco sería mala idea. ¿El precio? Me dió vergüenza preguntárselo a los novios e imagino que habrá diferentes pero éste, en concreto, barato me temo que no fue.

Sitio muy agradable. Perfecto para acudir a una boda, catering maravilloso, los camareros muy amables y agradecidos. Da gusto ir, de verdad lo digo. Y eso que no he hablado del menú... Que es, algo divino para el paladar. 😊

Qué ilusión, invitada una boda en Cuenca.
En plena serranía, un paraje maravilloso, Villalba de la Sierra se llama.
Un salón de bodas espectacular, o eso pensaba a la vista de las fotos de su página web. Pero comenzaron los problemas cuando llegamos al cóctel. Tras subir una inmensidad de escaleras, interminables, incómodas e incontables,
no había absolutamente ningún lugar donde sentarse, esto acompañado de un frío que te calaba los huesos, por no hablar de lo escaso de los aperitivos, por lo tanto, decidimos pasar al salón de bodas al cual nos dieron un acceso libre e inmediato.
Lo primero que me llamó la atención fue descubrir que las sillas eran completamente diferentes de unas mesas a las otras. En unas había unas sillas estilo Luis XVI preciosas y con un aspecto bastante cómodo, mientras que en las más alejadas lo único que encontré fueron vastas sillas de hierro helado sin siquiera un cojín para sentarse, por no hablar además del peso de las mismas.
Los problemas continuaron cuando en una mesa pensada para un número determinado de comensales debieron sentar cuatro personas mas. Hasta aquí, bueno, son cosas que pueden pasar. Estábamos un poco apretados pero tampoco era para tanto, al fin y al cabo ibamos a pasarlo bien. Se trataba de la boda de un allegado amigo al que habíamos visto nacer.
Lo realmente incómodo fue cuando la comida solamente se repartía para los comensales iniciales, sin tener en cuenta que habían ascendido en número. Comenzamos con esa especie de marisco al que llamaron... Esperad, debo buscar el menú publicado en la web, porque en las mesas no teníamos ninguno, por lo que no sabíamos lo que íbamos a degustar. Pues eso, empezamos con algo a lo que denominaron "Ensalada de bogavante, cigala de playa y gamba blanca de Huelva" ( entiendo gamba en singular, por no encontrar ni la mencionada).
En lo que se refiere al segundo plato denominado "Bacalao de Islandia gratinado con muselina de ajo" he de decir que de Islandia si debía ser, puesto que aún mantenía su punto de congelación en el interior, imagino que por la distancia que nos separa. En lo que se refiere al ajo, producto bastante español, no ha debido ser un buen año para su cosecha, puesto que brillaba por su ausencia, aunque quizá esto es según gustos.
Tras un sorbete de fresa y cava, pasamos al "Somolillo de ternera al foie, trufa blanca y carpaccio de boletus", que no puedo valorar puesto que solo observé los platos de mi alrededor con dos diminutos trozos de "solomillo" excesivamente crudo según algunos comensales y sus comentarios.
No puedo valorarlo porque como digo, solo lo observé, ya que aunque su menú en la web parece completo, en nuestro caso debíamos elegir
La tarta es para gustos, y como no soy dulce, me abstengo en la opinión.
Esto en lo que se refiere a la comida, pero... ¿Qué decir de la bebida? Bueno, pues racionada.
Que no te gusta el vino blanco, pues no lo bebas, pero ni ese ni ninguno. Que deseas agua, con tres dedos suficiente...
Una verdadera lastima para acompañar tan maravillosos platos. Alguien debería explicar al servicio de este lugar que, aunque ellos han de servir la bebida, las botellas deben quedar en la mesa, y no llevárselas de vuelta al interior.
El café... Ni probarlo (en el menú pone Nespresso) ¿Se atrevería usted a tomar un café que ya viene servido en su taza desde la cocina?
Todo esto acompañado por una música talandrante desde el comienzo del evento, por no hablar del trato ínfimo recibido por los restauradores al mostrar nuestras quejas ante la continua falta de viandas y desatención o "desidia" recibidos.
Una verdadera pena en un marco tan incomparable como está serranía.
Me produce una inmensa tristeza pensar en esas pobres parejas que contratan un servicio con toda la ilusión para un día tan especial, y nada tiene que ver con el recibido por sus invitados.
Ahora ya puedo imaginar que esas sillas de hierro de las que comencé hablando, marcaban las diferencias en el menú y trato recibidos.