Restaurant Palau del Baró

Es la segunda vez que venimos, pero esta vez hemos probado la terraza y lo hemos disfrutado muchísimo.

La terraza es genial, se está fresco, rodeados de plantas, a la sombra y con una música que te transporta a lugares felices, tranquilos y llenos de recuerdos.

La comida, fantástica. Hemos probado “El Menú del Baró”, muy completo, con especialidades del delta del Ebro.

Hay platos infantiles para los más pequeños, quizás demasiado abundantes, así que los peques no se quedarán con hambre.

Si viajáis con peludos, en la terraza (qué está en el primer piso, oculta a la calle) son bienvenidos.

No ha sido nuestra primera visita, y seguro que no será la última.

Hay q valorar las buenas formas de los profesionales q nos atendieron.

Del resto decir q la relación calidad precio de lo q nos pedimos (no pedimos arroz), no esta ajustada. La carta no es muy variada y creo que se podria mejorar.

El patio exterior es bonito y agradable.

El palacio es un precioso edificio que antaño palacio se ha reconvertido hace ya años en restaurante. Conserva gran parte de la decoración original de paredes, puertas y muebles. Tiene una bonita terraza y salas independientes que dan privacidad a los comensales. Probamos el menú del baró por 28 eur. Los entrantes bien, y además plato principal a escoger entre bacalao y confit de pato.
El bacalao estaba bien, pero el confit y las patatas de acompañamiento estaban reseco y faltos de jugosidad. Que hubiera dicho un francés al probarlo? Sus gritos de descontento se oirian desde París. Ese plato hay que mejorarlo o eliminarlo de la carta. No vale un plato recalentado y reseco en un sitio tan bonito y especial.

Servicio pésimo, solo había un camarero para todo el local, 45 minutos para tomar nota de la comanda y otro tanto para empezar a comer. El menú de 28€/persona escaso, el arroz duro (sin terminar de hacer) y el carpaccio de piña del postre, reseco. No lo recomendaría a nadie.

Que en pleno siglo XXI y con todo el mundo con móviles, sea tan rastreros de poner un precio en el cartel de la calle y otro mucho más subido en en el menú una vez sentados es de insensatos que dejan en mal lugar al gremio.
Un plato pasa de 10€ a 15€ por sus malas artes. Obviamente, me levante y me fui.

De los mejores arroces q he probado en España, los menús calidad-precio excelente, la terraza es genial, los salones tienen las pinturas y suelos originales, dispone de una pequeña capilla y está ubicado en un antiguo palacio en la parte alta

Íbamos un grupo con un evento contratado y el menú dejaba mucho que desear.
De primero una ensalada muy simple y con poca cantidad, las 3 croquetas, estaban buenas si te gustan de carne, y de segundo la fideuà y el arroz de marisco que solo encontramos unos dados pequeños de calamares.
El postre un sorbete de limón, eso sí estaba buenísimo, lástima que había poquita cantidad.

Nosotros llevamos un pastel cubierto de fondant y cuando lo traen se había deshecho todo de la calor pq no lo habían metido a la nevera.

Es la primera vez que vamos, la verdad, el edificio y la terraza interior están muy bien, pero sinceramente no repetiremos ni lo recomendaremos.

Todas las mejores cosas pasan por casualidad! Efectivamente, descubrimos este magnífico restaurante pasando por la calle sin ningún rumbo. Cuando subimos arriba nos encantaron esas salas, todas de diferentes colores. Pedimos un menú (25€) por persona y todo era muy rico! También tienen terraza interior muy bonita, pero en invierno hace frío.
RECOMIENDO 100%.