Picones de María

En Picones de María, no solo la comida es excelente, sino que el servicio está a la altura esperada.

El local tiene aires tradicionales, con manteles de hilo, "como los de antes". La calidad del cocido de los jueves, en cinco vuelcos, a cual mejor, está fuera de duda, pero los postres, son también espectaculares. Esa torrija de brioche es de las mejores que he probado.

Entre la comida y el servicio, en un local tan agradable, la experiencia no puede ser más que magnífica.

Claramente recomendable. Volveré pronto.

Un lugar acogedor, atendido con cariño donde buscan ofrecer una experiencia gastronómica con productos de primera calidad y seleccionados. Te comentan cada plato, muchos de ellos son ración de tamaño degustación con lo que tienes posibilidad de probar diferentes cosas, hasta el pan está escogido con cariño, la tortilla delicada, de un sabor equilibrado y un punto que a mi gusto es perfecta, elaborada con huevos escogidos, las croquetas de cecina espectaculares y de una cremosidad y sabor delicado, la codorniz sencillamente perfecta y los postres tanto la tarta de queso como el brownie de chocolate excelentes. Volveremos.

Excelencia, cocina de mercado exquisita. La materia prima y el tratamiento en el cocinado impecable. Los postres flan no flan y tarta de chocolate de infarto. Amabilidad en el trato. Muchas gracias por alegrarme el día.

Ya he ido tres veces y no me puede gustar más. El local realmente desmerece el nivel de la cocina. Una decoración de casa de comidas castellana, con pocas mesas pero que esconde una carta extraordinaria y una interpretación de platos de toda la vida con un toque de genialidad. Riquísima la ensaladilla rusa, probablemente una de las mejores tortilla de patata de Madrid, muy buena la oreja o los postres. No es fácil reservar

Restaurante muy agradable, trato cercano y comida sensacional. La verdad que todo está muy bueno, de entrantes tortilla y croquetas buenísimas. De principal, la carne es espectacular pero la ventresca o la codorniz están igual de ricas. Me sorprendió el postre flan no flan que le echan aceite de oliva. Todo muy rico.

Un sitio pequeño pero muy agradable con todos los detalles muy cuidados. La atención de los camareros maravillosa, muy atenta, cercana y explicando el origen de los ingredientes usados para cada plato.
Sobre la comida, está muy trabajada con ingredientes naturales muy seleccionados de proveedores de confianza. La carta no es muy amplia y trabajan con alimentos de temporada.
Aunque me ha gustado todo lo que hemos probado, destaco las croquetas de cecina.
El precio es algo elevado, por lo que para mí es un lugar al que vamos a celebrar ocasiones especiales, porque realmente merece la pena.
Ya he estado en un par de ocasiones y seguro iré muchas más.
Totalmente recomendable. Hay que reservar con antelación

Tremenda casa de comidas en la calle Simancas, cerca de Plaza de Castilla. Productos de primerísima calidad, tal y como te explican al servirlos, dan lugar a platos llenos de sabor exquisitamente cocinados.

Vuelvo a destacar el sabor de todo lo que probamos. Repetiría todas y cada una de las cosas que comimos, pero la tortilla de patatas de Lesaka, la ensaladilla rusa o las gambas de cristal me parecieron excelentes.

Mención especial al postre. No dejes de probar el Flan "no flan". De saltarse las lágrimas.

El trato exquisito.

Pequeño restaurante en el barrio de Tetuán a dos pasos de Plaza Castilla.

La materia prima de calidad es la base de su cocina, platos de sabores tradicionales con una buena técnica y presentación. Excelente la tortilla de patatas melosa en su interior y la cazuelita de gambas al ajillo. En el apartado dulce el brownie de cacao puro delicioso.

Servicio profesional pero en ciertos momentos distante en el trato.