Restaurante La Fonda Real

Sitio precioso y decorado con gran gusto, además tiene una chimenea con su candela encendida que hace el sitio de lo más acogedor. El trato del servicio de 10 y la comida de 12. Pedimos las verduras a la brasa, la sopa y el entrecot que estaba para ponerle un piso. Recomiendo la Fonda a todo el mundo, volveremos sin duda!

Hemos ido a comer. Gran zona de aparcamiento. Es una antigua casa de postas y esta decorada de estilo castellano. Buenas croquetas y hemos pedido judiones de La Granja y chuletón. Buen servicio, muy atentos y nos ha gustado todo. Hemos comido dentro pero la terraza es muy agradable. Bien de precio, unos 30/40€ por persona con vino, cafe y postres. Ideal para ir con niños y con familia para celebraciones. Volveremos.

El comedor es muy castizo con artesonado de madera y chimenea en el centro. Ofrecen un bollito grande de pan por persona y un aperitivo de oliva gordal rellena de pimienta y mantequilla de roquefort por 1,80€. Después de pedir los platos nos trajeron unos torreznos asados. Los 10 trozos de morcilla que vienen en el plato están buenísimas. La parrillada de verduras normal. El lechazo asado muy bueno, pero me he encontrado un trozo de papel de aluminio entre la carne. Las natillas deberian quitarlas de la carta, son muy líquidas, parecen una sopa cortada y desmerecen el resto de la carta. No nos cobraron las natillas, pero no tuvimos ninguna explicación, supongo que vieron que fue un error de la cocina.

Buenísimo y precioso el sitio!

Los productos eran de temporada y de calidad.
El personal también es amable y las vistas son muy bonitas.

Merece muchísimo la pena.

¡Volveremos seguro!

La ubicación es perfecta y el comedor tiene un encanto especial. El trato por parte del personal fue muy bueno, respecto a la comida cada plato mejor que el anterior, los postres brutales. Un sitio mágico.

Todo delicioso, buena atención y el sitio es precioso.

La comida muy buena, como postre las natillas demasiado líquidas.
La carne muy rica.
No le pongo 5 estrellas, porq al llegar, el salón estaba vacío y preguntamos si podíamos sentarnos en una mesa redonda (éramos 4 más un carro), no era por la cantidad de personas, ya que seguidamente sentó a 2 personas en una mesa redonda en la que podían sentarse más personas. El camarero se puso bastante cabezon y logró q no nos sentaramos ahí, al lado de la chimenea. Fue un detalle feo y sin sentido alguno.
El servicio por parte de el fue malo, era un camarero con acento extranjero.

Un lugar estratégico al lado del Puerto de Navacerrada para comer en el salón, normalmente con reserva previa o en el bar. Un menú perfecto de entrantes, principales y postres. Muy recomendable el rabo de toro y la morcilla de arroz.