Cafeteria Restaurante Cruce Carija

Café bastante mejorable, al igual que el pincho de tortilla: si no era una recalentada industrial, poco le faltaba; no tenía muy buena cara. Los camareros de la barra no respetan el turno por orden de llegada, con comentarios encima cuando les dices que ya se han colado dos personas. Tienen la suerte de ser de las pocas gasolineras que hay en la A5 alrededor de Mérida, pero intentaremos aun así no parar más en este sitio.

Está en un área de servicio bien comunicada. Me atendieron rápido y me pusieron un magnífico bocata de pechuga de pollo con tomate. Por lo bueno que estaba el pan, creo que desayunaría aquí si me cuadra el repostaje. El local no parecía estar climatizado y por eso había alguna zumbadora en patrulla. Supongo que cuando el calor aprieta de verdad cierran y ponen el aire.

Pues voy a empezar como nunca antes lo he hecho. No volveré.
Desde fuera se ve una nave cubica muy visible, sin mucho atractivo, pero no fea, y que no se asemeja demasiado a lo que imaginamos como un restaurante, pero bueno, ésto no tiene que significar algo negativo.
En el interior una gran barra y un amplio comedor muy luminoso, donde se puede apreciar una capa nueva de pintura, con algunos bonitos detalles decorativos.
No tarda en atendernos un camarero, que aunque me diréis que no tiene importancia no deja de ser impactante. Su imagen, deplorable. Un hombre de gran corpulencia, no fuerte, con pantalones casi caídos y sucios. Un estómago que baja hasta sus rodillas. Un bigote canoso, pero totalmente amarillo y la mascarilla en su barbilla.
Rápidamente comienza a farfullar platos, básicos y nos decantamos por una ensalada y unos champiñones. De segundo todo fritos, si excluimos el cocido. Pedimos panceta.
Los champiñones de bote, las patatas fritas de bolsa. No hay cosa que más me fastidie, que en un menú tan básico me metan encima precocinados.
Los postres en la misma línea, flan, natillas, mus y naranja.
Decidimos no esperar por el café y pedimos la cuenta. 9€ sin Café. Lo único decente, el precio, aunque si valoramos lo servido, está pagado de sobra.
Lo dicho, no volveré, ni lo recomiendo, aunque éste tipo de comida tiene sus defensores, pues el restaurante estaba lleno. Para tomar un café o pedir un bocadillo, parece que si está bien, por los comentarios de los visitantes.
Los baños, entré y salí sin utilizarlos, debido a su estado
PD: la vajilla toda rota o saltada y a mi parecer feísima y de aspecto terrible.

Para no volver!
Los platos combinados muy abundantes, pero dejan mucho que desear. Los huevos cuajados, las patatas frías sosas y los chorizos medio crudos. Eso sin hablar de la suciedad en todo el salón, baños e incluso los camareros y prefiero no pensar en cómo estará la cocina. En fin... Lo dicho, para no volver!

El servicio pésimo la tostada pésima y el jamón no parece ni jamon

Un bocadillo de lomo con queso que se supone que es caliente más o menos y estaba súper frío tardó mucho en salir, el lomo frío y el queso de lonchas amarillas más frío todavía, posiblemente por el bollo de pan de mucha miga blanca que añugada bastante.

Muy rico todo cantidad generosa precio 10 euros y felicitaciones a cocinero

Le pongo tres estrellas por los camareros. El lugar es de lo menos agradable que he estado. El salteado de verduras requemado. El pescado al horno era a la plancha, seco y pequeño, intentando ocultar su reducido tamaño con bastantes patatas fritas pasaditas. Tuvimos unas pequeñas invitadas en todo el salón, molestas y pesadas moscas.
El precio muy asequible, 10,00€. Un primero. Un segundo. Bebida, postre o cafe. Incluido pan, que quizá fue lo mejor del menú. No se si estaban desbordados o es el precio del menú, bastante camión, pero la comida no estuvo bien. El aire acondicionado un poco bajo para la cantidad de comensales que había y los 37°.