Restaurante A Pena-Vilela

Un perfecto lugar para comer dentro de la ruta del Camino de Santiago, poner hincapié en la calidad de las personas que llevan el establecimiento. Lo recomiendo.

Lugar agradable para realizar una parada antes de seguir, personal agradable y muy amables. Para los caminantes que visualizan el camino antes de realizarlo, os sugiero que os dejéis guiar por la mayoría no por cuatro personajes que no contribuyen. Lugar tranquilo y recomendado.

Super agradables , un trato genial , el albergue muy acogedor y buena comida ; totalmente recomendables .
Una buena opción para hacer un alto en el camino ☺️

Sólo puedes comer en este restaurante si eres peregrino y estás alojado en su albergue (por lo menos hace 3 días fue asi la respuesta que recibimos al parar con la intención de comer después de hacer una ruta de senderismo) aunque esté vacío el bar, el restaurante, la terraza e incluso el albergue)
Nos sorprendió porque tanto en la terraza como dentro hay muchos carteles de platos combinados, menús...etc...
No podemos juzgar evidentemente la comida, pues no tuvimos el placer de probarla pero si informar de lo anterior ya que le puede pasar a más gente.
Una pena (como su nombre) porque está en un lugar bonito y muy frecuentado tanto por peregrinos como por cualquier otra persona que practique senderismo, bici o cualquier otro deporte en la naturaleza.

Los propietarios hacen que sientas la esencia del camino por su calor, desde antes de llegar al camino (fué mi primer albergue el año pasado , retomando el camino del Norte).. Llegaba tarde desde Ribadeo (de noche) y estuvieron pendientes por sí necesitaba que me acercasen. Tanto Pedro como la mujer,,,, de lo mejor que me he encontrado en el camino. La gente que durmió allí me dijo que se come muy bien, yo llegué tarde no pude degustar. Nunca olvidaré su hospitalidad.

Sitio recomendable tanto por la elaboración de sus platos de manera tradicional como por la atención

Es un lugar de paso para los que hacen el Camino a Santiago. Es amplio. Lo peor que tiene es que los que atienden el restaurante son unos groseros. No tienen la más mínima amabilidad. Deberían trabajar en otra cosa que no implique tratar con personas.

Falta de educación. Somos peregrinos y nos vamos decepcionados, solo fuimos a tomar una cocacola y usamos el servicio, el propietario que salió de la cocina, sin mirarme a la cara, me sirvió siendo arisco, a mi acompañante se le derramó el refresco y este lo único que hizo fue mirarla, encogerse de brazos e ignorarla. No se trata de ponerle un refresco nuevo porque no es culpa de nadie que pase eso, pero ese gesto deja mucho que desear. El baño exterior estaba muy sucio y la cadena no recogía bien el agua. Una lástima que un albergue-restaurante esté en un sitio tan bonito y tenga este trato.