Restaurante Rojo

Restaurante familiar y acogedor. El género es de primera y la oferta es muy variada. Marisco, pescados y carne para una experiencia culinaria excepcional. Precios muy buenos para la alta calidad. La terraza es muy agradable. ¡Muy recomendable!

Carta variada de carnes, mariscos y pescados. Productos de primera calidad. Buen servicio y atención.

Restaurante es-pec-ta-cu-lar!

Con una apariencia humilde, trabajan con producto km.0 de calidad y con recetas tradicionales. Especial mención a las navajas, cigalas, almejas y una tarta de almendras de otro planeta.

Visita OBLIGADA si estáis por Vigo!

Un lugar precioso e histórico en Vigo. Se come genial y el lugar bajo la parra, maravilloso. La pena es que se nota la ausencia del tacto y el trato de Manolo. Pierden mucho por detalles absurdos como servir gin tonic con un medidor ridículo, precios desorbitados de algunos platos como las almejas (50 euros), que ni las almejas de Carril o vender un Ribeiro casero a 20 euros. Una pena, la parra un lugar precioso para estar y un producto muy bueno, pero el patinazo, puede ser mortal.

Excelente materia prima y buena cocina tradicional gallega. El local cuenta con una terraza muy agradable a la sombra de un viñedo. Como aspectos negativos, cabe mencionar que el servicio es un poco lento y el precio, aunque acorde al producto servido, es ligeramente elevado.

"Lo que el restaurante esconde"
Llegas a una ciudad relativamente grande cómo Vigo y a escasos metros de su arteria principal , La Gran Vía junto con Plaza América,pues encuentras sitios con ese encanto donde todavía la gran urbe no ha llegado a absorber.
La impresión cuando te vas acercando es de un lugar normal y corriente sin grandes letreros y fachadas deslumbrantes ;un par de sillas y mesas ,al entrar en la puerta te encuentras una alfombra anti-convid , gel para manos ,accediendo al local directamente con la barra del bar mesas,sillas, un mostrador de pescados y productos frescos con cocina abierta todo muy escueto y sencillo.
A partir de este punto accedemos a la zona del comedor,que se dividen en varias estancias de lo que sería en tiempo de antaño las distintas estancias de la casa,dándole así un carácter más privativo e íntimo.
Pero lo más llamativo es el lugar que esconde y no lo ves desde fuera del local,es su terraza exterior donde puedes cenar o almorzar debajo de una parra bien cuidada en mesas estilo merendero de monte.El servicio es bueno,además con recomendaciones del día.En cuanto a la calidad de la comida es sobresaliente, fresca,
del día y aunque se tarde un pelín en servirlo ,se entiende todo lleva su proceso y estamos hablando de productos de calidad y no de un fast-food,si vas con prisas la experiencia no será completa.Rematamos también con postres caseros,que también se agradece hoy en día.
En resumen,lugar agradable y calidad,no apto para todos los bolsillos ,pero para de vez en cuando cenar o almorzar en un entorno agradable en plena ciudad este un sitio ideal.

Fuimos con niños pequeños y estuvimos muy a gusto. El personal nos trató genial. La comida exquisita, optamos por pescados. Con respecto a los vinos, pese a tener una carta muy amplia optamos por el Ribeiro Blanco Manuel Rojo (marca de la casa) y fue un acierto.
Esperamos volver lo antes posible.

Un lugar con sabor propio. Porque su cocina la forman materias primas excelentes, como pescados salvajes, marisco, carnes gallegas, todos ellas muy bien preparadas. Y Manu y su hermana Aroa son personas muy cariñosas, sencillas y hospitalarias que te hacen sentir muy a gusto en su casa Y si a todo esto le sumamos una relación calidad precio óptima...