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Restaurante Calcoba

AC-445, 71, 15154 Fisterra, A Coruña, España

Restaurante Calcoba
Restaurante
2.9
20 reseñas
8 comentarios
Indicaciones de orientación
WPGX+H9 Finisterre, España
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Borja Giaquinto
Borja Giaquinto2 años atrás
la comida estaba rica pero los camareros no tenían espíritu ninguno, parecía que no querían trabajar.otra cosa, los postres son malos( pedimos flan de chocolate y parecía comida de gato, adjunto foto)
Pedro Manuel Fernández Alarcón
Pedro Manuel Fernández Alarcón2 años atrás
Desastre absoluto. Mal servicio, muy lento. la mitad de la carta no estaba disponible. El pulpo recalentado en el microondas. No tenían botellas de agua fría, solo del tiempo (un día de 34ºC) .
El hielo estaba racionado, no se podía repetir (increíble). Trato desagradable y prepotente. La camarera poco profesional, ... Lo único bueno el emplazamiento....
Alba Rodríguez
Alba Rodríguez2 años atrás
Muy decepcionante. Desde un servicio escaso o falto de experiencia, hasta una puesta en escena donde ni las sombrillas en pleno mes de agosto no funcionan en este chiringuito. Nos aceptaron en la mesa para comer sin avisar de que estaban casi todos los platos agotados, y llegaron a plantearse cerrar la cocina tras tenernos 30 minutos esperando sin servirnos apenas la bebida. Tras descubrir que hasta la opción de una ensalada estaba descartada del menú, intentaron compensar el mal servicio invitándonos a unos helados (lo cual agradecimos). Quizá en horario francés de comida sea un lugar apetecible, lo cual me hace clasificarlo como no recomendable en Galicia.
Manu L N
Manu L N2 años atrás
Con un marco muy bueno se espera algo mucho mejor.
Sitio mal cuidado y muy mejorable.
Raciones escasas, aunque en lo que comí, aceptable en cuanto a sabor, con presentación mejorable, la carta está mal planteada y sin ningún tipo de contenido de ingredientes.
Lo peor el servicio, cierto me tocó la peor camarera por lo que observé, ya es mala suerte.
Muy mejorable.
Marta M.P.
Marta M.P.2 años atrás
Caos total. Tuvimos que acudir a la barra pedir porque no salia nadie... nosotros y casi todos los que estaban ayer tarde sobre las 19.30 hrs Los camareros...desagradables y no sigo. Es una pena porque el local esta frente a la playa en un sitio privilegiado con muy buenas vistas
Mireia Romero
Mireia Romero2 años atrás
Genial
Las vistas estupendas, la lubina a la brasa en su punto. Y gracias los que se quejan tanto, estabamos la mar de tranquilos. El serviicio muy correcto, carácter gallego... pero le conseguimos sacar una sonrisa. Hay que ir con mas simpatia por el mundo. Nosostros de vacaciones y ellos trabajando...
Francisco Javier Canosa Castiñeira
Francisco Javier Canosa Castiñeira2 años atrás
Un lugar , donde te quedas sin palabras , unas vistas ALUCINANTES, donde te sientes , en el paraíso...Unos platos RIQUISIMOS , con unos precios , MUY ECONOMICOS, para estar a pie de playa. Santi es un chico muy amable y servicial y María una GRAN COCINERA.. La atención ha sido FANTASTICA,.por parte de los careros....VOLVEREMOS..
Adrián Cepeda
Adrián Cepeda2 años atrás
Una pena, el local está ubicado en un paraíso natural. La comida (lo poco que pudimos probar) esta rica. Pero uno de los peores servicios que he visto en mucho tiempo. Los platos se espaciaban por tiempos de 30 minutos, y había que reclamarlos todos. Incluso un simple tenedor que se cayó al suelo tuvimos que pedirlo 3 veces, horrible. Tuvimos que pedirles que no sacaran ya una milanesa, porque hacía más de una hora que se había pedido. Incluso tuvimos que pasar a pagar porque ni la cuenta sacaban. No era un problema de número de mesas ni comandas, era un problema de actitud de los camareros. Un ejemplo, pedimos una ensalada básica y la respuesta fue "no nos quedan ensaladas". Cuando en realidad no les quedaba lechuga, la diferencia es sutil pero importante. "Y no puedes ponerme un tomatito con cebolla"? "Ah, si quieres eso sí". Spoiler: se cobró como una ensalada completa, con la codiciada e inexistente lechuga y todo.

De hecho parecía que fuera la primera vez que vivieran un verano con sol y viento, la ironía es que lo contrario sería lo llamativamente extraño. Las sombrillas (y las sillas) volaban entre las mesas, y los camareros ni se inmutaban, mientras que los comensales de uñas y otras mesas creábamos alianzas para intentar arreglar, sujetar o devolver las sombrillas. Sería divertido si no fuera peligroso. Si se nos ocurría a alguno pedir ayuda a un camarero, con suerte recibíamos una mala contestación.

Como decía, una pena.
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