Casa Chano
Av. Mendiño, 76, 36693 Redondela, Pontevedra, España
4.2
712 reseñas
8 comentarios
79VP+59 Redondela, España
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Lunes: 10–23
Martes: 10–23
Miércoles: 10–23
Jueves: 10–23
Viernes: 10–23
Sábado: 10–23
Domingo: 10–18
Martes: 10–23
Miércoles: 10–23
Jueves: 10–23
Viernes: 10–23
Sábado: 10–23
Domingo: 10–18
La camarera amable aunque ayuda poco en la elección.
Caro, definitivamente no es para peregrinos (sí para turi-grinos)
100x100 recomendable. Íbamos un grupo grande, reservamos para un día y repetimos al día siguiente.
Con ganas de repetir.
Había reservado con anterioridad, pero cuando llegamos separaron 2 mesas cuadradas y me sentí como si no hubiera reservado y me hiciesen hueco a la fuerza.
Estaba pegada casi a la mesa de los comensales de mi derecha.
Encima estábamos en una terraza cerrada con 2 persianas de lona o tela por las que se colaba la luz y el calor.
Estaban a tope de gente, como si hubiesen aceptado más clientes de los que podían atender para dar buen servicio, pero esa es una percepción personal.
Tuve que repetirle a los camareros si me podían bajar el toldo, pero al darme a mí la sombra, le afectaba a la señora de al lado.
Nuestra mesa no estaba montada del todo, faltaban mis cubiertos, y en la mesa apenas había sombra para mantener el vino a temperatura de servicio.
Nos ofrecieron tomar un entrante antes de pasar a la mariscada: unos calamares, ricos y con una poca ensalada. Sabrosos y bien fritos, sin exceso de aceite.
Luego llegó la mariscada de 50 €. Las cigalas no se separaban bien de la carne, las volandeiras tenían un sabor como perfumado, pero con buen punto de plancha. Las almejas a la marinera, bien, si no te importa que lleven tomate. La carne de las navajas más o menos pasable, los camarones muy ricos, y las vieiras bien, al igual que los mejillones.
Lo mejor el postre: una tarta de mandarina y otra tropical en formato helado. Tan sabrosos que fueron las estrellas de la comida, lo malo fue que tuve que repetirles y recordarles que los teníamos pedidos.
Lo cierto es que parecía que no nos veían, porque tuve que repetirles y recordarles varias veces las cosas, algo que no me gusta porque no quiero ser pesada en un local abarrotado, pero tengo el mismo derecho que los demás a recibir buen servicio.
El personal es amable y educado, todo hay que decirlo.
Para terminar, la otra perla de la comida fue la pulpeira, con guantes de látex, prohibidos en hostelería por tema de alérgenos, rotos y completamente sucios.