Café Iruña

Lugar emblemático y casi de paso obligado en Pamplona, situado sitio clave, ya que ocupa gran parte de un lateral de la plaza principal.
Mantiene la estética visual de la época en la que se fundó, sorprendidos porque mucha gente entra solo para verlo.
Bocadillos de buen tamaño y sabor y bien de precio.
La salsa de las patatas no ha sido de nuestro agrado, compensado con el buen sabor de las rabas.

Icónico lugar para comer en Pamplona. El café Iruña está situado en la Plaza del Castillo. Tiene una terraza muy amplia y el interior es digno de visita.
Hemos comido genial el menú del día (en domingo) por 23€. Precio por debajo de la media en comparación con otros locales de la zona.
Un placer. Volveremos.

El local es grande y espectacular, como el precio del café(1,80) y sin una triste galleta que en otros establecimientos por 1,10e la dan y nos quejamos encima. Las mesas muy juntas dejan poco espacio para moverse por ellas ciertamente. Pero ya que estás, para,toma algo y contempla su historia.La camarera que nos atendió ciertamente no era miss simpatía.

Muy buen sitio para comer comida de calidad en la zona. Tienen menú que suele rondar los 25 euros por persona, bebida incluida. La calidad es muy buena y las cantidades no están nada mal. Buena variedad de opciones y productos de proximidad

De visita obligada por su encanto e historia.
Otra cosa es la atención de algunos camareros. Después de un aperitivo solicitamos comer, pero nadie se hacia responsable de la mesa, pasándonos de unos a otros sin ninguna empatia. Hasta para cobrar tuvimos que insistir varias veces, además con comentarios de "que a mi me da igual".
Un tres por el lugar, de otro modo no pasan de una estrella.

Muy acogedor. Se mantiene el mobiliario retro a igual que todo el interior muy cuidado.
Es de agradecer establecimientos así que con esfuerzo mantienen la historia de la ciudad.
Precio algo caro, pero asumible y entendible si tenemos en cuenta la zona y la originalidad del bar.
Me sorprendió muy gratamente visitarlo y disfrutar de su muy bonita decoración.

Café de siempre en la plaza del Castillo de Pamplona, de decoración rústica, muy amplio, con mesas en el interior y en el exterior, con terraza cubierta. Servicio en mesa muy rápido y eficaz. Chocolate con churros rico. Aunque en el momento de nuestra visita había mucha gente hay mucha rotación y se puede conseguir mesa rápidamente.

Nos ha parecido MUY caro para lo que es, los zumos casi 4€ y no eran nada del otro mundo. Los cafés 2,20€, un atraco si queréis saber mi opinión. Hemos pagado 10€ por persona por un desayuno muy flojo (café, zumo y tostada). No estaba malo, pero el precio me esperaba más. No vale lo que cuesta.