Restaurante Los Calaos de Briones

Un sitio de 10 para comer. Sin duda, un lugar inmejorable para disfrutar de una comida y un servicio increíble. Pedimos para dos personas; un entrante de revuelto de morcilla, y dos platos principales, el cordero y la carrillera. La comida estaba toda riquísima, mencion especial a la pata de cordero. Respecto al servicio, los camareros son muy agradables y muy atentos. El precio fue bastante razonable para la calidad y la cantidad de los platos.
El sitio tiene mucho encanto y recomiendo reservar con antelación para ir.

El local es muy chulo, el comedor es una cámara de un castillo o casa antigua, la comida está bien pero algo cara para lo que es. Lo de los camareros, como siempre, depende de quien te toque. En general bien.

Gran decepción. Sitio desaprovechado porque arquitectónicamente es impresionante. Pedimos alubias, morcilla, rabo de toro, bacalao y solomillo. Todo extremadamente soso. Para el precio que pagas se tienen que poner las pilas. No lo recomiendo.

Nos alojamos una noche. Algunas cosas mejorar.... Toalla del baño rota y con un agujero.
Comimos en el restaurante y todo de 10, tanto el cordero como el cochinillo excelentes. Postres caseros riquísimos.
Nos atendieron muy bien.

Restaurante estilo rústico con paredes de piedra, en un sitio privilegiado, camareros elegantes muy profesionales, calidad en los alimentos y platosm uy bien elaborados y presentados. Servicios muy limpios. Una muy buena experiencia, vale la pena comer alli, lo recomiendo.

Había leído las críticas positivas hacia este restaurante y hoy he decidido ir. Nada más llegar me ha extrañado la decoración ecléctica y poco cuidada del local. Detalles que para el carácter del emplazamientos desentonan desde el primer momento. Con 4 detalles la sala mejoraría de forma exponencial: no ayudan las flores sintéticas, las sillas con cobertores color rosa que desentonan con el resto… Eso si, el trato… amabilísimo. La comida floja para las expectativas que teníamos en base a lo que habíamos leído: pimientos rojos buenos, judías un tanto duras y sin sabor definido, rabo de toro duro, sin terminar su cocción y las chuletillas sin estar en su punto. De la torrija… ni hablo. En fin… que no volveré, pese a la amabilidad de su gente.

La calidad de los platos es excepcional, llegue al restaurante casi a la hora de cerrar la cocina y muy amablemente me sentaron en una mesa y me sirvieron sin ningún problema. El cordero riquísimo y el postre sin palabras. Recalcar que las mesas están montadas con mantel de tela, costumbre que se está perdiendo y da un valor añadido al local.

Restaurant ubicado en una antigua bodega y decorada con encanto. La comida y el trato son exquisitos. A remarcar que el mantel y las servilletas son de tela y que tras cada plato te cambian platos y cubiertos. También destacar el pan hecho a leña, muy posiblemente el mejor pan que he probado en mi vida. Muy recomendable la visita