Cervecería Blanca

Hemos celebrado 2 años seguidos la comida de grupo. Salimos bien comido y servidos. Los entrantes están buenísimos y los principales (rabo de toro, costillas y carrillada) se deshacen en la boca. Los camareros son simpáticos y atentos. Súper recomendable.

Excelente atención, atentos, amables y un servicio muy rápido. Buena calidad de la comida, variedad y limpieza.

A destacar, también, el trato con todas las personas mayores que acuden a comer es impresionante, el equipo de camareros tiene grandes valores, son muy atentos con ellxs.

Sin duda un gran servicio y lugar, buen trabajo!

Descubrimos un pueblo con encanto y paramos a comer en Cervecería Blanca. Buena atención, precio razonable y si vais, os quedaréis muertos con la pluma ibérica q estaba espectacular.

Buen menu, buen precio y buen ambiente. Personal muy agradable.

A mi pareja y a mi nos encanta ir, además del ambiente la comida está riquísima y hay mucha variedad.
El servicio de los camareros un poco lento y se podría mejorar.
En este caso pedimos emperador y entrecot. Buenísimo.

Trato excelente, comida muy buena.

Por poner un "pero", éramos dos personas y la mesa era muy pequeña, tanto que solo con dos raciones y la jarra de sangría con sus correspondientes copas, ya no cabía nada más.

Pedimos plato combinado, aún no habíamos acabado las raciones y vino el camarero a decirnos que los platos combinados ya salían, claro, no cabían en la mesa. Me dió la impresión de que nos metía prisa.
Tuvimos que juntar lo que quedaba de la ración de calamares con la ración de bravas en un mismo plato (que no es problema) para hacer espacio y aún así estábamos justos.

Por lo demás, muy atentos, muy serviciales y la comida muy buena.

Me parece un robo pedir por una copa de ginebra 12€ por cada copa. La comida bien y el servicio, exceptuando determinada camarera que parecía ser nueva, correcto. Es una vergüenza que en un pueblo te cobren 12€ por una copa de Martin millers, precio que no se plantea ni un hotel 4* del centro de València. Así es fácil entender cómo crece el “imperio Aragó”: cobrando a precios desorbitados a los clientes y pagando al mínimo la mano de obra. Una lástima crecer a costa de otros.

Soy vegetariano y entiendo que no tienen nada en el menú para mí. Les pido un solo plato de huevos con patatas, que me lo llenen bien, ya que es lo único que voy a comer. La ración que me ponen, es de risa. Ni siquiera me han puesto bien de patatas, que eso les sale barato y llena bastante. Es más, ni el cesto de pan lleva una buena cantidad.